Este 2022, la moda internacional demostró que los 90 y los 2000 están de regreso. Además de las tendencias Barbiecore y Shocking Pink, diseñadores como Valentino y Versace demostraron en la pasarela que sus prendas vienen a todo color. Desde hace varios años, la industria de indumentaria bautizó a este gusto por los colores vivos como Dopamine Dressing, proponiendo una estética nueva para vestir de forma extrovertida y divertida a la vez.
Bad Bunny, se sabe, busca siempre ser noticia no solo como artista, sino subiéndose al pedestal de ícono de moda. Y ya sea en una alfombra roja como en la porta de revista, marca tendencia. En este caso, hay una prenda que -casi- ya le pertenece: la pollera. Se trata de liberarse de cualquier etiqueta de género. El Conejo Malo lo ha hecho de nuevo y en la que será la edición de septiembre para Harper’s Bazaar -versión Estados Unidos- se ha mostrado con un impresionante vestido blanco de doble corte con transparencia inferior, causando gran revuelo en redes sociales.
El 2022 llegó con un estilo disruptivo para romper con el molde en materia de tendencias. La “moda subversiva” es la que pisa fuerte en Pinterest, mientras que el término “ropa de calle subversiva” triplicó su popularidad en la plataforma.
Luleå, la marca de indumentaria especializada para la práctica de yoga, presentó un proyecto de economía circular que tiene por objetivo otorgar una segunda vida a la ropa de la marca que se encuentra en desuso y disminuir el impacto ambiental.
A pesar de su extravagancia, existen formas sutiles y contemporáneas de apostar a esta estética que está de vuelta en las pasarelas.