El sexo en una pareja se da por hecho. Lo da por hecho la sociedad, lo dan por hecho los conocidos al hacer bromas y lo dan por hecho los propios miembros de la pareja, que piensan que, si en su relación no hay sexo, algo falla. Hasta que algo cambia. Puede ser algo tan sencillo como una cirugía que precisa de bastante reposo, o algo más complejo como una enfermedad. Puede ser la depresión que acompaña un duelo o el agotamiento físico y mental tras la llegada de un nuevo miembro a la familia. Sea el motivo que sea, el sexo, por un tiempo indefinido, deja de estar en la agenda. Y nadie nos ha enseñado cómo gestionar eso.
Tener una vida sexual activa es súper importante, ya sea tanto desde la perspectiva de la salud, como desde lo emocional y psicológico. Pero mientras que no haya una única receta o método, en lo que todos podemos coincidir es que cada uno de nosotros definirá qué es lo que le genera placer, qué realmente disfruta en la cama y qué cosas ya no le resultan divertidas.
La pandemia ha sido una etapa compleja para el manejo de las conductas sexuales, no solo de adolescentes sino también de los adultos. Aislamiento social, todos en casa, pérdida total de la intimidad, sexo virtual, los adolescentes teniendo sexo en casa, y los más grandes privándose por sentirse intimidados. Un nuevo escenario llegó para quedarse: sexo en casa ¿cómo manejarlo?
La adicción al sexo se presenta principalmente en personas que experimentan una sensación de vacío. Las razones son distintas en cada persona y quizá son un problema mayor o más profundo que la adicción al sexo o sexo compulsivo.
¿Qué es el sexo y que el erotismo? ¿Donde queda la sexualidad? 3 términos que se retroalimentan, en parte todos contribuyen al mismo fin el placer, pero se deben definir mejor, aunque se tenga que tirar de enciclopedia.
La pandemia ddel Covid 19 dejó muchos temores en relación al sexo, y en cómo seguir con la vida íntima. El temor a enfermar funcionó como una alarma a la hora de tener sexo, y además, la dificultad de encontrar técnicas apropiadas y favorables para disfrutar del sexo perdido.
El punto G es, para muchas personas, un mito. Otras mujeres, sin embargo, aseguran haberlo encontrado. La mejor manera de encontrarlo es a través de la vagina, aunque no esté dentro de la misma. Se sitúa contra la pared de la misma, a unos 5 u 8 centímetros de su entrada, concretamente en la pared frontal (la más cercana al ombligo), explica Valérie Tasso, sexóloga española.
En el mundo sexual hay ciertos resquemores que traen vergüenzas y temores, eso se da con cierta frecuencia en el género femenino. La masturbación y la eyaculación femenina es complejo y no es tan habitual como si sucede en los hombres. Ambos tienen formas distintas de eyacular.
Muchas veces hemos escuchado que la rutina en el sexo es sinónimo de aburrimiento, desencanto o monotonía, sin embargo, apropiarnos de determinadas acciones y llevarlas a la práctica con frecuencia crea orden, familiaridad y armonía. Esto puede traducirse como una sensación de calma y bienestar, es decir, que cuando yo sé lo que va a venir, me encuentro más relajado y seguro para disfrutar.
Actualmente lavarse las manos es más importante que nunca, pero ¿lo haces antes y después de tener sexo con alguien? Los sexólogos insisten en que esta norma de aseo personal es fundamental en las relaciones íntimas.