Ya se acerca el Día de los Enamorados y muchas parejas aprovechan para encender la llama y salir de la rutina.
Desde los objetos más comunes, como zapatos o ropa de cuero, hasta los actos menos pensados, como escribir en el cuerpo de la pareja, las parafilias enmarcan una enorme cantidad de situaciones y elementos que pueden producir excitación
La adicción sexual es una actividad sexual excesiva, habitualmente promiscua e incontrolada. Según se sabe, las personas adictas persisten en su conducta a pesar de las consecuencias negativas que sufren inevitablemente y no logran sentir auténtico placer.
Una enfermedad crónica puede afectar las relaciones sexuales como resultado a los síntomas de la propia enfermedad; el cansancio, el dolor, el malestar. Todo esto disminuye la libido y apenas deja espacio para pensar en disfrutar del sexo con la pareja. Esto es algo que debemos tener en cuenta.
Esto se debe a que a más años, hay más seguridad con el cuerpo, con algunas cuestiones de la vida, con la personalidad y todo ello hace que se disfrute más de los encuentros íntimos. ¿Qué pasa con la juventud, las hormonas, el hambre de descubrimiento y el gusto al peligro constante?
Llorar después del sexo no tiene nada que ver con el nivel de placer del encuentro. Aunque ese sea el pensamiento más común, y lógico, en las personas que lo sufren, en realidad se trata de un síndrome llamado disforia poscoital.
Las plataformas o sitios web para consumir estas reproducciones no paran de crecer en popularidad fuera de nuestras fronteras. Esta es, sin lugar a dudas, una alternativa que con las propias manos o con la ayuda de tu juguete sexual favorito, da paso a las fantasías de sus oyentes.
Está científicamente comprobado que mantener relaciones sexuales durante el embarazo es recomendable y seguro para la pareja, ya que favorece la intimidad y refuerza los sentimientos en un momento muy especial, pero además es beneficioso también para el bebé.
Según el profesor de psicología Zachary Rosenthal de la Universidad de Duke, significa odio al sonido. Todos podemos incomodarnos con sonidos molestos o desagradables, pero algunas personas experimentan una respuesta anormal de lucha o huida.
Culturalmente nos hacen creer que menstruar es algo sucio, algo de lo que no se puede hablar y de lo que deberíamos sentirnos avergonzadas. Además durante esta etapa tenemos una importante cantidad de hormonas y diversos procesos inflamatorios ocurriendo en nuestro cuerpo, los cuales muchas veces nos pueden hacer sentir incomodidad y malestar físico.