Y un día, Horacio Rodríguez Larreta descubrió que la educación le permitiría facturar políticamente, e hizo de la presencialidad su bandera. Ni los medios que le brindan blindaje, ni los votantes de Juntos por el Cambio, recordaron ya que la política de desinversión en la educación pública fue una de las constantes durante los 14 años de gestión de la ciudad. En lugar de abrir escuelas, cerró establecimientos y niveles educativos completos, destruyó el salario docente, persiguió a los sindicalizados y hasta creó una Universidad para “ideologizar” a los estudiantes de magisterio.
Luego de haber recibido un espaldarazo de la Corte Suprema de Justicia, que avaló la presencialidad en las escuelas porteñas, el jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires negocia por vacunas para su distrito con los Estados Unidos.
La introducción en el Derecho Penal de la Responsabilidad de las Personas Jurídicas, en cuanto órbita de responsabilidad diferenciada de la de sus directivos y representantes, ha conllevado la configuración de un nuevo escenario profesional.
Luego de que la Corte Suprema de Justicia respaldó las clases presenciales en Capital Federal, Alberto Fernández lanzó duras críticas hacia el máximo tribunal al asegurar que “lo apena ver la decrepitud del derecho convertido en sentencia”.
Luego de semanas de polémica, tras el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) de Alberto Fernández que suspendió las clases presenciales y la posterior presentación judicial de Horacio Rodríguez Larreta, la Corte Suprema tomó una decisión final.