El columnista invitado
Mirada política

La metamorfosis de la casta

Análisis de Gastón Landi, estudiante de Ciencias Políticas.

Por Gastón Landi (*)

El discurso del presidente días atrás fue muy esperado por su electorado más férreo, pero esa ansiedad terminó contrastando cuando se vio al mandatario entre repeticiones y un juego de palabras que ya son muy conocidos en el ámbito político.

La primera cadena nacional del presidente después de la derrota electoral en la provincia de Buenos Aires dejó en claro varios puntos. Por un lado, demostró su encierro con la defensa del déficit fiscal, al que repitió con mucho énfasis a pesar de hacerlo dentro de un discurso bastante sintético en el contenido. Probablemente conversaron antes sobre estos cambios, estar solo frente al público (en el cual antes lo acompañaban sus ministros) y el recorte de la frase “argentinos de bien” para decir “argentinos”, demuestra que el paso de la escoba por la comunicación es un hecho.

En contenido, el anuncio de algunos fondos para infraestructura, como el aumento del 5 por ciento en las partidas para jubilaciones, demuestran que, aunque de manera muy acotada, el eje del gobierno está empezando a correrse. Pero ¿a qué responde este cambio? ¿Será parte de los artilugios del propio Santiago Caputo para tratar de enderezar la figura del presidente o más bien fue que el personaje está siendo devorado por el sistema?

A su vez, estos cambios repentinos pueden ser un síntoma de dos cosas: que el presidente está deprimido por su excesivo gasto de energía en su verborragia y el resultado de ello (elecciones) o por una necesidad de cambio de modelo que todavía no sabe cómo hilvanar. Vimos a un Javier Milei bajo una calma urgente, pero agotado por la lectura de un tema que ya le resulta incómodo de repetir.

Asimismo, algo que marcó fuertemente el discurso, es el uso de una vieja y conocida frase “lo peor ya pasó”, usada desde Eduardo Duhalde hasta Alberto Fernández. Esto revela, una vez más, que no pudo evitar las expresiones de la denominada Casta, que él mismo caracterizó durante toda su campaña a presidente.

Esto deja en claro que no solo se sostiene en la soledad de un empecinamiento contra la sociedad en su conjunto, sino que también se ha moldeado a todo aquello que decía venir a cambiar. Hoy tenemos un Milei totalmente convertido en pseudopopulista que, pretendiendo hacerse amigo de la sociedad, cada vez se calza con más rapidez el traje del status quo.

Todo eso, sumado a que el 2026 aparenta ser un año peor que el actual. La continuidad de los mismos programas económicos, que ya han demostrado ser ineficaces al final de otros gobiernos liberales, podría convertir la crisis en un desierto arrasado por una andanada de medidas: desfinanciamientos, desregulaciones, desempleo por el cierre de empresas y la salud pública en jaque.

Todo indicaría que, de no impactar beneficiosamente estas medidas, se recurrirá a viejas prácticas. Donde siempre la receta es la misma, tal como pasó en la última etapa del gobierno de Mauricio Macri, intervenciones en el mercado cambiario de manera apresurada y fuertes controles de los precios para tratar de evitar una hiperinflación.

Por lo tanto, para el 2027, podríamos tener un Milei tratando de sostener su poder totalmente convertido en una nueva cara de la casta, con un destino que él mismo criticó.

(*) Estudiante de Ciencias Políticas.

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