Un tribunal de Rabat rechazó la solicitud de libertad provisional para Ibtissam “Betty” Lachgar, feminista y defensora de los derechos LGTBIQ+ en Marruecos, quien padece cáncer y necesita una cirugía urgente en la mano izquierda que podría evitar una amputación.
Lachgar fue detenida en julio tras publicar en redes una foto luciendo una camiseta con la frase “Alá es lesbiana” y un mensaje en el que calificó al islam de “fascista, falócrata y misógino”. Fue acusada de blasfemia y discriminación religiosa.
Su defensa presentó pruebas médicas que justifican su excarcelación como una cuestión de vida o muerte. Aún así, el tribunal descartó la petición, manteniéndola en régimen de aislamiento y sin atención adecuada, lo que sugiere un proceso más vengativo que judicial.
Este caso ha despertado repudio internacional. Organizaciones de derechos humanos y activistas han señalado que este tipo de acción judicial no solo vulnera la salud física de Lachgar, sino que representa un atentado a la libertad de expresión y un instrumento de represión ideológica.
La negativa a liberar a Lachgar es más que un fallo judicial: es una señal clara de cómo el Estado marroquí prioriza la ortodoxia sobre la vida y el derecho a disentir. Mantener a una persona enferma en prisión por defender la libertad es un retroceso que ninguna democracia debería tolerar.








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