VIDEO | Cinco periodistas de Al Jazeera murieron en un ataque israelí en Gaza
La cadena Al Jazeera informó la muerte de dos de sus periodistas y tres camarógrafos tras un bombardeo israelí contra su carpa en la Ciudad de Gaza, ocurrido este domingo. La fuente de la información fue el director de un hospital local.
Según el portal en inglés de Al Jazeera, los periodistas Anas al-Sharif y Mohammed Qreiqeh, junto a los camarógrafos Ibrahim Zaher, Mohammed Noufal y Moamen Aliwa, fallecieron en un ataque selectivo contra una tienda de campaña donde se encontraban trabajando.
Our goal is not to occupy Gaza. Our goal is to free Gaza from Hamas terrorists.
— Benjamin Netanyahu - בנימין נתניהו (@netanyahu) August 10, 2025
Watch my Press conference with foreign media >> pic.twitter.com/42hP6399nN
Prime Minister Benjamin Netanyahu has just spoken with US President @realDonaldTrump.
— Prime Minister of Israel (@IsraeliPM) August 10, 2025
The two discussed Israel's plans for taking control of the remaining Hamas strongholds in Gaza in order to bring about the end of the war, the release of the hostages and the defeat of Hamas.
Un artículo reciente destacó que Al-Sharif, de 28 años, además de estar bajo acusaciones del ejército israelí de tener vínculos con Hamas, enfrentaba la escasez de alimentos en Gaza.
El periodista murió cuando la tienda de periodistas ubicada afuera de la entrada principal del hospital fue impactada. Reconocido por sus reportes desde el norte de Gaza, Al-Sharif era uno de los corresponsales más destacados de Al Jazeera.
Por su parte, el ejército israelí reconoció haber atacado a los periodistas y calificó a Al-Sharif como un “terrorista” que se hacía pasar por periodista. A través de su canal en Telegram, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) señalaron que “Anas al-Sharif lideraba una célula terrorista de Hamas y promovía ataques contra civiles y fuerzas israelíes”.
Sin embargo, la Relatora Especial de la ONU, Irene Khan, manifestó en julio que las acusaciones contra el periodista carecían de fundamento. Además, el Comité para la Protección de los Periodistas instó a la comunidad internacional a proteger a Al-Sharif.
Las tensiones entre Al Jazeera e Israel se han mantenido por años, con bloqueos y allanamientos en las oficinas del medio durante el conflicto en Gaza.
Este ataque coincide con una reunión de urgencia convocada por el Consejo de Seguridad de la ONU para analizar el plan israelí de controlar la Ciudad de Gaza, anunciado recientemente por el gobierno de Benjamin Netanyahu. Miroslav Jenca, secretario adjunto de la ONU, advirtió que esta estrategia “probablemente desatará otra calamidad”.
En conferencia, Netanyahu confirmó que próximamente se lanzará una ofensiva contra la Ciudad de Gaza y los campos de refugiados de Al Mawasi, identificados como los últimos bastiones de Hamas en la Franja. Según el primer ministro, la misión del ejército es “desmantelar esas posiciones”.
Como condición previa, Netanyahu propuso la creación de “zonas de seguridad” destinadas a garantizar provisiones básicas y atención médica a los desplazados, aunque la ONU ha advertido que esas áreas podrían transformarse en “campos de concentración” de facto.
Ese mismo día, el ejército israelí mató a más de 50 personas en Gaza, incluyendo 26 que fueron alcanzadas por disparos mientras esperaban recibir alimentos, según fuentes médicas citadas por Al Jazeera.
Durante la reunión del Consejo de Seguridad, Jenca advirtió que la implementación del plan israelí traerá más sufrimiento, desplazamientos y destrucción, con consecuencias imprevisibles para la región.
Netanyahu no especificó fechas para la evacuación ni la duración de la operación, pero anunció que periodistas extranjeros podrán ingresar a Gaza, aunque acompañados por fuerzas israelíes.
Reiteró que su plan no contempla la ocupación del territorio, sino la destrucción de los últimos bastiones de Hamas. Además, negó las acusaciones sobre una política israelí de hambre en Gaza, afirmando que si así fuera, nadie hubiera sobrevivido tras dos años de conflicto.
El primer ministro culpó a Hamas por bloquear la ayuda humanitaria y por los saqueos de camiones con suministros, aunque reportes locales señalan que estos saqueos han involucrado tanto a civiles como a grupos independientes.
También acusó a la prensa internacional de difundir una “campaña global de mentiras” y de aceptar sin cuestionamientos las cifras proporcionadas por Hamas, que reporta más de 60.000 muertos en Gaza.
Netanyahu enumeró cinco condiciones para finalizar la guerra: el desarme de Hamas, la liberación de rehénes, la desmilitarización de Gaza, el control israelí de seguridad en la Franja y la creación de una administración civil pacífica distinta a la Autoridad Palestina.
En respuesta, países como Reino Unido, Francia y Canadá anunciaron que reconocerán el Estado palestino en septiembre, pese al rechazo israelí.
El embajador palestino ante la ONU, Riyad Mansour, denunció que más de dos millones de personas sufren “una agonía insoportable” y calificó los planes israelíes de “ilegales e inmorales”, reclamando también el ingreso de periodistas extranjeros a Gaza.
La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) informó que 98 niños han muerto por desnutrición desde el inicio del conflicto, 37 de ellos desde julio. Su director, Ramesh Rajasingham, alertó que “esto ya no es una crisis inminente, es hambre pura y simple”.
Gran Bretaña, aliado cercano de Israel, lideró la convocatoria de la reunión de emergencia y advirtió que el plan israelí podría extender el conflicto y agravar el sufrimiento palestino. Su embajador adjunto, James Kariuki, afirmó que “este no es el camino hacia una solución, sino hacia más derramamiento de sangre”.
El embajador argelino, Amar Bendjama, pidió la imposición de sanciones contra Israel, calificándolo como “enemigo de la humanidad”. Mansour también exigió sanciones y denunció que si otro país estuviera implicado, “las sanciones ya estarían en marcha”.
Finalmente, Hamas advirtió que la ofensiva israelí sería “una sentencia de muerte para todos los involucrados”. En un comunicado, el grupo calificó las declaraciones de Netanyahu como un intento desesperado por “justificar crímenes de guerra” y distorsionar la realidad de la ocupación.
El movimiento islamista afirmó que el discurso sobre no querer ocupar Gaza es un engaño para ocultar planes de desplazamiento forzado, destrucción de medios de vida y la instalación de una autoridad subordinada a Israel.








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