Thunderbolts, el proyecto que prometía cerrar con fuerza la Fase 5 del Universo Cinematográfico de Marvel (MCU), ha enfrentado un revés significativo al recaudar solo $369.9 millones en la taquilla global, lejos de los $500 millones necesarios para cubrir sus costos.

A pesar de recibir críticas positivas, comparables a las de Spider-Man: No Way Home, la película no logró captar el interés masivo del público, dejando a Disney con una pérdida proyectada de $100 millones. Este resultado ha generado cuestionamientos sobre la estrategia de Marvel y su capacidad para mantener el éxito de taquilla en un contexto de audiencias cada vez más exigentes.

El atractivo de Thunderbolts radica en su reparto estelar, liderado por Sebastian Stan como Bucky Barnes, junto a David Harbour, Florence Pugh y Julia Louis-Dreyfus, quienes interpretan a personajes carismáticos, pero poco convencionales dentro del MCU. La película apostó por un enfoque centrado en antihéroes en lugar de los tradicionales Vengadores, una decisión arriesgada que, aunque alabada por la crítica, no se tradujo en éxito comercial.

Comparada con Capitán América: Un Nuevo Mundo ($415 millones) y The Marvels ($205 millones), Thunderbolts se posiciona como un nuevo recordatorio de los desafíos que enfrenta Marvel para mantener su dominio en el cine.

El fracaso financiero de Thunderbolts se suma a una controversia generada por una escena post-créditos que abordó un tema culturalmente sensible, complicando aún más la recepción de la película.

Este tropiezo pone presión sobre Disney de cara a futuros proyectos como Los Cuatro Fantásticos: Primeros Pasos y Avengers: Doomsday, en un 2026 con un calendario de producción más reducido. La lección para Marvel es clara: la calidad debe ir acompañada de una conexión más amplia con las audiencias globales para garantizar el éxito. El futuro del MCU dependerá de cómo Disney equilibre creatividad, narrativa y expectativas del público en un panorama cinematográfico cada vez más competitivo.