Botox, queratina, alisados, células madre: ¿reconstruyen o destruyen tu cabello?

Por Georgina Buscaglia (*)
Nos prometen brillo y salud capilar, pero detrás del efecto espejo se esconde un proceso químico agresivo y silencioso que debilita la fibra. ¿Qué nos estamos haciendo realmente?
Nos prometen que estos tratamientos tienen la capacidad de recomponer el daño, de fortalecer el pelo, de devolverle lo que perdió. Pero eso no sucede de esa manera. Aunque cambien el nombre —botox, queratina, células madre, antifrizz, alisado orgánico— el procedimiento detrás es el mismo: una alteración química profunda que, lejos de reparar, modifica la estructura interna del cabello.
Y cuando un tratamiento modifica la estructura del pelo, estamos hablando de un proceso que implica daño, aunque el resultado inmediato pueda parecer lo contrario.
El mecanismo detrás del milagro
Lo que muchas veces no se cuenta es que estos tratamientos funcionan a través de una alteración química con pH ultra ácido (generalmente entre 1 y 3). Este nivel de acidez rompe enlaces internos de la fibra capilar, responsables de su forma y resistencia, para reestructurarlos en una forma lisa. Esto no es una nutrición profunda ni una hidratación: es una modificación química permanente.
Y eso no es todo. Para “sellar” ese resultado, cada mecha es planchada unas 15 veces a más de 200°C. Nadie haría eso en su rutina diaria con una planchita. Sin embargo, en el contexto del tratamiento, lo aceptamos sin cuestionarlo. ¿Por qué?
El pelo se ve sano… pero está dañado
El resultado inmediato es tentador: un pelo que se ve lacio, brillante, pesado, obediente. Pero eso que vemos es una ilusión de salud, no salud real. Con el tiempo, el pelo empieza a perder volumen, flexibilidad, fuerza. Se vuelve rígido. Frágil. Quebradizo.
Y cuando el pelo pierde su elasticidad, pierde también su capacidad de resistir los movimientos cotidianos: atarlo, frotarlo con la toalla, dormir con él suelto. Esa rigidez es lo que lleva a que la fibra se fracture, como si fuera una ramita seca.
Pelitos cortos: ¿pelos nuevos o pelos quebrados?
Esos pelitos cortos que empezás a ver no son, como muchas veces nos dicen, “cabellos nuevos creciendo”. Si aparecen de forma pareja en zonas específicas —como el contorno de la cara o la cúspide—, lo más probable es que sean pelos que se rompieron.
Esto se nota aún más si tenés canas: ves que la raíz sigue creciendo, pero el largo del pelo no se proyecta. El cabello crece, sí, pero se desintegra antes de llegar al largo deseado. Por eso sentimos que “el pelo no crece más”.
El precio de la belleza rápida
No duele. No arde. No pica. Por eso decimos que es un daño silencioso. Porque no se manifiesta de forma inmediata, pero cuando lo hace, ya estamos metidas hasta el fondo en el hábito. Lo incorporamos a nuestra rutina, lo pedimos en la peluquería, lo recomendamos.
Y lo más preocupante: lo confundimos con cuidado capilar.
El conocimiento nos da libertad
Saber qué nos estamos haciendo en el pelo, cómo funciona realmente cada tratamiento, nos permite tomar decisiones conscientes. No que decidan por nosotras la publicidad, el marketing o las promesas milagrosas.
Porque esa libertad de elegir con información es el verdadero poder.
Y cuando elegimos desde ahí, lo hacemos por nosotras, no por lo que nos quieren vender.
*Especialista en color y cuidado del cabello.