La iniciativa de la Universidad de Buenos Aires fue una declaración de principios. En un país donde el acceso al conocimiento era privilegio de pocos, en 1949 llegó la gratuidad universitaria, pero era necesario algo más. Ese vacío lo llenó EUDEBA, que irrumpió con una consigna disruptiva: libros de calidad, a precios populares, para todos.

El proyecto fue impulsado por el rector Risieri Frondizi, hermano del presidente Arturo Frondizi, en un contexto de modernización universitaria y apertura cultural. Pero el verdadero artífice fue Boris Spivacow, un matemático devenido editor, que venía de la Editorial Abril con una idea clara: que un libro no debía costar más que un kilo de pan. Y lo logró.

En sus primeros años, EUDEBA vendía títulos en kioscos, hospitales, facultades y hasta en la calle, con una red de distribución que parecía salida de un sueño socialista con eficiencia capitalista. Había una verdadera y bienvenida fiebre por la lectura. Buenos Aires era una ciudad orgullosa de tener ciudadanos cultos.

El catálogo fue tan ambicioso como diverso. Hasta hoy, EUDEBA ha editado más de 5.000 títulos y superado los 30 millones de ejemplares impresos. Su política de precios sigue siendo accesible: muchos libros se consiguen por menos de lo que cuesta un café en Palermo. Además incorporó una tienda online y un canal de YouTube, sin perder su espíritu fundacional.

El año 1958 fue fundamental en la vida institucional de la UBA. Con su autonomía recuperada, se expandía con nuevas carreras, institutos y la primera computadora de América Latina. Pero también era un país con tensiones políticas y económicas. Inmersa en esa realidad la universidad era un campo de batalla ideológico y EUDEBA fue una herramienta que le permitió llegar a todos.