El anuncio llega tras una semana marcada por ataques cruzados entre Israel e Irán que llevaron a la región al borde de una guerra total. Hasta el momento, la posibilidad de una intervención directa por parte de Estados Unidos era considerada inminente. Sin embargo, el giro del presidente norteamericano parece abrir una nueva -y posiblemente última- puerta a la vía diplomática.

En paralelo, este viernes se prevé una reunión clave en Ginebra entre los ministros de Relaciones Exteriores de Francia, Alemania, Reino Unido e Irán. Será el primer contacto cara a cara entre Teherán y gobiernos occidentales desde el inicio de los ataques israelíes hace una semana.

Previo al estallido del conflicto, Estados Unidos había mantenido conversaciones bilaterales con Teherán con el objetivo de alcanzar un nuevo acuerdo nuclear, dejando al margen a las potencias europeas, claves en la firma del pacto original de 2015, que Trump abandonó durante su primer mandato.

Los ministros europeos intentarán persuadir a Irán para que vuelva a la mesa de negociaciones, pero Teherán ha sido claro: no habrá diálogo con Washington mientras continúen los ataques israelíes.

“El único camino para poner fin a esta guerra impuesta es detener incondicionalmente la agresión del enemigo y garantizar definitivamente el fin de las aventuras de los terroristas sionistas para siempre”, escribió el presidente iraní, Masoud Pezeshkian, en la red social X.

El ministro de Exteriores iraní, Abbas Araghchi, fue aún más directo: “Los estadounidenses quieren negociaciones y han enviado mensajes varias veces, pero hemos dicho claramente que no hay lugar para el diálogo hasta que cese la agresión”, declaró a la agencia IRNA.

En un escenario que parece pender de un hilo, la decisión de Trump de esperar podría ser el respiro que necesita la diplomacia. Pero también podría ser, simplemente, una pausa antes de un nuevo estallido.