Martha Verigua y la separación del momento que genera ruido en la Justicia

Siempre detrás de las primicias de la farándula, la política y el mundo del espectáculo está Martha Verigua, una intrépida periodista de NOVA que nunca se toma descanso cuando de cholulaje y otras yerbas se trata. Curiosa, inquisidora y reflexiva: esas son sus principales características.
¡Ay, ay, ay, mis amores del espectáculo! Les habla Martha Verigua, su cronista favorita, con el fiato corto y la lengua afilada para contarles el escándalo que está sacudiendo los cimientos de la farándula: ¡Fernando Burlando y Barby Franco, la pareja de oro (o de plástico brillante, según algunos), se habrían separado… Y casi nadie se había enterado!
Les juro que casi sale humo de mis oídos cuando me enteré de esta trama digna de un culebrón venezonalo.
Resulta que hace un par de noches, mientras yo chupaba mi tercer cafecito lunar (porque ya saben que una Verigua nunca duerme) me llegó un chisme crujiente: ¡Fernando habría abandonado la suite presidencial de Barby sin que ella se enterara!
Bueno, en realidad él sí le avisó, pero fue con una nota adhesiva pegada detrás del espejo de su placard. Créanme, los mensajitos de amor nunca habían sido tan… Secos.
Un especialista en divorcios como él no deja nada al azar: le dijo con un Post-it lacónico "Nos vamos de acá. Te dejo el tigre de peluche". Así, sin medias tintas, con la frialdad de un abogado experto en artimañas legales.
Pero, ¿quieren detalles jugosos? Pues se comenta que Barby Franco andaba celebrando el cumpleaños de su hamster con la excusa de armar una reunión íntima de amigas, porque nunca se sabe cuándo hay que esparcir la versión oficial.
¡Qué astucia! Mientras ella repartía cupcakes con forma de Mickey Mouse, Fernando ya estaba dormitando en un loft alquilado con vista al Obelisco, bien escondido de paparazzis y de la justicia amorosa.
Dicen que la excusa fue "necesito tiempo para repensar mi vida", claro, en clave Burlando: su vida profesional ya está impecable, pero la personal… ¡Ay, la personal! Ahí sí mete la tijera sin piedad.
¿Cómo me enteré todo esto? Fácil: mis fuentes en el valet parking del edificio de Barby me pasaron el dato. Me contaron que vieron a Fernando salir con un maletín que decía "expediente de separación" y unas valijas que parecían del tamaño de un cachorro de oveja.
El pobre repartidor de pizzas, que lo vio todo, todavía está en shock: “¿Pero ese señor tan elegante tenía pizza en el anden de su auto?” No, cielo, esa pizza no era para él; era para los ejecutivos de la revista donde Barby hacía una nota de “secretos de belleza”. ¡Qué ironía!
Y atención, porque se rumorea que el motivo de la ruptura es digno de un sainete: dicen que Barby encontró en el baño del matrimonio un frasco de vitaminas antienvejecimiento con la etiqueta “Solo para uso legal: úsense antes de que él consiga otra novia más joven”.
Imagínense el drama: la modelo con el botecito en las manos, con cara de “¿Burlando, es en serio?”. Se armó la de Troya, mis chichos, y la separación fue fulminante.
Desde entonces, la pareja dejó de postear fotos románticas en Instagram; ahora ella sube selfies con filtros de perrito y él… bueno, él solo publica stories de sus trajes sastre y reuniones con posibles clientas de divorcio. ¿Casualidad? ¡No lo creo! El divorcio es su negocio, mis amores.
En fin, aquí estoy yo, Martha Verigua, contándoles todo antes que ningún otro, porque para eso duermo dos horas y medio al día.
Abríguense bien, que esta historia promete más giros que una montaña rusa en hora pico. Y si Fernando decide declarar mañana que en realidad se mudó para escapar de una invasión alienígena, aquí estaré para comprobarlo con mis propios ojos y grabadores bien aceitados.
¡Hasta la próxima, corazones!