VIDEO | Mujeres y disidencias transforman el fútbol: visibilidad y resistencia en un deporte históricamente masculino

El fútbol, a menudo ligado al machismo, está cambiando gracias a mujeres, bisexuales, transmasculinidades y otras disidencias.
No solo juegan, sino que buscan visibilidad y defienden su derecho a disfrutar del deporte sin miedo. Desde la cancha, construyen comunidad y crean referentes que desafían prejuicios.
Más jugadoras se atreven a hablar de su identidad, y surgen medios, colectivos y torneos que amplifican estas historias. Las hinchadas feministas y diversas llenan las gradas, mostrando que el fútbol no es solo para hombres cis-heterosexuales.
Las futbolistas impulsaron el crecimiento del fútbol femenino, hablando sobre sus necesidades y las violencias que enfrentan. Su presencia es un acto político. Megan Rapinoe, exestrella de la selección de Estados Unidos y campeona mundial en 2019, es un ejemplo.
Luchó por salarios justos, derechos LGBT+ y el acceso al deporte para personas trans. “Ser gay en el deporte profesional es un acto político”, dijo, enfrentando odio, racismo y sexismo.
Según el reporte Fútbol femenino 2023 de la FIFA, hay 16.6 millones de niñas y mujeres futbolistas en el mundo: 59 por ciento en Europa y 43 por ciento en Centro y Norteamérica.
Aunque su participación crece, enfrentan obstáculos. Políticas recientes, como la del Gobierno de Donald Trump, impiden que niñas y mujeres trans jueguen. En Reino Unido, un fallo judicial que define ‘mujer’ por sexo biológico llevó a la Federación Inglesa de Fútbol a prohibir a mujeres trans en ligas femeninas desde el 1 de junio de 2025.
Para resistir, nacen ligas y torneos comunitarios. En México, la Marcha Lencha creó la Copa Lencha, un espacio seguro para que lenchitudes y personas trans jueguen y se diviertan. Estos esfuerzos muestran que “las canchas también son nuestras”, haciendo del fútbol un lugar de lucha y alegría.