Política
Le saltaron a la yugular

VIDEO | ¿Y ahora de qué te vas a disfrazar? El cosplayer Luis Petri, en la mira por desfinanciar a las Fuerzas Armadas

El ministro de Defensa tambalea por la crisis que atraviesan tanto el Instituto de Obra Social de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, como Coviara, el organismo encargado de la construcción de viviendas para el sector. (Dibujo: NOVA)

El Ministerio de Defensa, bajo la dirección del cosplayer “homosensual” Luis Petri, vive días de zozobra permanente debido a la bronca que ha generado el desfinanciamiento en sectores sensibles que perjudican fuertemente al bienestar de los militares.

El ¿ex? radical y anterior compañero de fórmula de Patricia Bullrich, ahora devenido en ministro libertario, parece estar llevando adelante una original reinterpretación del concepto de “defensa nacional”: no se sabe si está defendiendo la soberanía o solo trata de defenderse a sí mismo de las múltiples crisis que él mismo ha contribuido a detonar.

Mientras los militares —esos que se supone que debería liderar— expresan públicamente su malestar, no solo los suboficiales sino también otros rangos, la obra social de las Fuerzas Armadas (IOSFA) se desangra financieramente.

Pero eso no es todo: en el arsenal de catástrofes hay otro proyectil a punto de explotar: COVIARA, el organismo creado para construir viviendas para la Armada que ahora, tras años de gestión, parece más un baldío administrativo y quienes deberían ser beneficiarios del programa quedaron en Pampa y la Vía.

Lejos de parar las atentas y dar una respuesta cabal a la situación del organismo, Petri —inspirado por su espíritu reformista de su radicalismo de origen— quiere cerrarlo. Con números rojos, la institución debe 1.200 millones de pesos, tiene 38 empleados que cobran cuando se alinean los planetas, y ni siquiera pueden pagar las expensas del edificio que ocupan. Cualquier semejanza con una pyme quebrada gracias a las políticas de Javier “Jamoncito” Milei no es mera coincidencia.

La estrategia del ministro es digna de un ajedrecista del caos: propone sacar al actual presidente de COVIARA, Leonardo Salvini, y mandarlo al Instituto de Ayuda Financiera para Retiros y Pensiones Militares (IAF), que quedó vacante tras el enroque de Betina Surballe al IOSFA.

¿Y quién se queda al frente del quilombo? Un militar en actividad, el Capitán de Navío Catalino Berttuci. Porque claro, si todo termina mal —como todos esperan—, el retiro automático del militar lo sacaría elegantemente del tablero sin dañar al círculo íntimo del ministro. Una jugada maestra en la lógica de la desresponsabilización.

Por si quedaban dudas del talento gerencial de Petri, vale recordar que COVIARA fue entregada con un superávit modesto pero real, de entre 40 y 50 millones anuales. A menos de la mitad del ciclo libertario, ahora debe más de mil millones.

Así las cosas, el Ministerio de Defensa parece más un campo de batalla interno que un organismo del Estado. Luis Petri sigue ahí, aferrado a su silla, entre bombazos presupuestarios, motines silenciosos de uniforme, y las puestas en escena homoeróticas en las que tanto le gusta disfrazarse de soldadito, rescatista, aviador o marinero, de acuerdo con la ocasión.

Un topo que destruye al Estado desde adentro

No es la primera vez que el nombre de Petri se encuentra en la cuerda floja. Al igual que alguna vez el propio prescindente Javier Milei se autodenunció como un “topo que destruye al Estado desde adentro”, pareciera que Petri actúa con una lógica similar, o al menos, como alcahuete de la prensa.

La controversia tiene que ver con que su esposa, la archiconocida periodista Cristina Pérez, emitió meses atrás declaraciones graves contra el Gobierno que integra su propio marido, alegando que tenía fuentes dentro del Ejecutivo que confirmaban sus rumores. La cuenta es clara, ¿quién más podría informarle a Pérez sobre los desmanejos del Gobierno, si no era su propio marido, que ocupa un cargo vital?

La ocasión surgió en torno al escándalo de $LIBRA, que a su vez desnudó el hecho de que Karina pedía coimas a empresarios y personas influyentes que querían entrevistarse con su “hermarido”.

Un cosplay con alto costo político

Otro episodio que pone sobre la lupa la actuación de Petri y deja en entredicho la honestidad de su gestión tiene que ver con la compra de 24 aviones F-16 adquiridos a Dinamarca. Fue uno de los episodios en los que el ex radicheta se filmó al estilo Top Gun, y que le terminó de convalidar su apodo de cosplayer homonerótico.

En este caso, el periodista Alejandro Fantino puso sobre la mesa presuntas irregularidades en la operación. “Es Petri el que puso la firma, es Petri el que sale con los anteojos a lo Top Gun arriba de un F-16. Hay un temita ahí con unos paquetes de compra… si algún entorno no fue muy piola a la hora de leer la letra chica de lo que firmó”, reflexionó.

La reina ya movió a su alfil

Por su puesto que, en la Casa Rosada, la situación no pasó desapercibida. Si bien el “Javo” comparte el berretín de andar disfrazándose de muñeco de acción cada vez que puede, al “Jefe” se le hincharon los ovarios con los bolonquis generados por el compañerito de cosplay de su “hermarido”.

Ni lerda ni perezosa, Karina decidió mover las fichas e “intervenir” el ministerio de Petri con un nombramiento que le permita tener voz dentro de la cartera. Una jugada que le salió redonda al clan Adorni, puesto que como ya bien publicamos en NOVA, el beneficiado con un puesto de privilegio dentro de la institución fue Francisco, el hermano del “bobocero” Manuel.

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