Sergio Massa, el mismo que en 2015 prometía “barrer a los ñoquis de La Cámpora”, hoy lidera el rezo por la unidad total del peronismo. Es tan brutal la contradicción que ni hace falta buscar los archivos: los viralizó él mismo con su ambición. Del tipo que decía que el kirchnerismo era una plaga, al que hoy busca abrazarse con todos los parásitos del Estado.

José Mayans, que el año pasado mandaba a Cristina al psiquiátrico por su interna con Victoria Villarruel, ahora se sienta con cara de circunstancia a defenderla de una supuesta persecución judicial.

Dijo que "la seguimos consultando porque es la de mayor experiencia". ¿Experiencia en qué? ¿En poner a Alberto Fernández de presidente como dijo él? ¿En dinamitar el país dos veces?

Lo insólito es que hablan de democracia, cuando en 20 años se comieron la Justicia, la economía, la educación y la confianza social. Ahora se alarman porque una Corte falló en su contra.

Se organizan, redactan documentos, y repiten una frase de consigna: “no está en juego un nombre, sino la democracia misma”. Spoiler: sí está en juego un nombre. Y es el de ella.