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Ni ley, ni orden, ni Estado

Superó a Boko Haram: Haití encabeza el ranking global de violencia según instituto noruego

Haití arde mientras el mundo mira a otro lado.

La violencia en Haití ya no es marginal ni aislada. Según un informe demoledor del Instituto de Investigación para la Paz de Oslo (PRIO), el país caribeño superó a zonas históricamente en guerra como el noreste de Nigeria, controlado por Boko Haram, y se ubicó entre los focos más letales del planeta. El dato no es un titular escandaloso: es la conclusión de un informe basado en cifras del Uppsala Conflict Data Program, que señala al país como uno de los más devastados por agresiones armadas y ataques contra civiles.

Con seis actores armados distintos operando en simultáneo –principalmente en las regiones urbanas más densamente pobladas–, Haití se convirtió en uno de los epicentros más peligrosos del mundo. La coalición de pandillas Viv Ansanm, que en 2024 se alzó en armas contra el gobierno interino, marcó el inicio del primer conflicto estatal en el país desde 2004.

Y mientras los organismos internacionales siguen haciendo llamados tibios a “la paz”, la realidad en las calles haitianas es otra: cuerpos apilados, tiroteos diarios, desplazamientos forzados y un Estado que no existe.

En 2024, el mundo rompió todos los récords de violencia armada desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Se registraron 61 conflictos estatales activos (más que nunca desde 1946), y más de 129.000 muertos por combates. Solo dos conflictos explican más de la mitad de ese espanto: la invasión rusa a Ucrania (76.000 víctimas) y la ofensiva de Israel en Gaza (26.000 muertos). Pero Haití, silenciosamente, se coló entre los peores del ranking por el caos interno y la brutalidad de su violencia doméstica.

El informe de PRIO no deja dudas: los enfrentamientos entre pandillas, los asesinatos de civiles, los secuestros y el terror cotidiano ya colocan al país por encima de conflictos considerados “bélicos” desde hace décadas. Para peor, 14 gobiernos, incluido el de Haití, fueron responsables de ataques unilaterales contra su propia población.

Además, más de 700.000 personas murieron por conflictos armados desde 2021, y Haití –sin guerra declarada– forma parte de ese saldo trágico.

Pero la conclusión es más alarmante aún: según los investigadores, la violencia ya no es un estallido, es una constante. Un rasgo estructural de un nuevo orden mundial donde los actores armados ya no son solo ejércitos regulares, sino bandas, mercenarios, narcos y estructuras criminales con poder real y territorio propio.

Y en ese nuevo mapa del horror, Haití dejó de ser una excepción. Hoy, es regla.

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