La columnista invitada
Mercado inmobiliario

El real estate argentino en la mira: ¿qué esperar del segundo semestre de 2025?

Sabrina Zapico, titular de SZ Canning Propiedades.

Por Sabrina Zapico (*)

El mercado inmobiliario argentino se encuentra en un momento de transición, influenciado por la coyuntura económica y política del país. Tras varios años de contracción y volatilidad, el sector comenzó a mostrar signos de reactivación en la primera mitad de 2025, aunque persisten desafíos que condicionarán el comportamiento del mercado en los próximos meses.

Primer semestre: brotes verdes en un escenario desafiante

Durante el primer semestre de 2025, se observó una recuperación significativa en la actividad inmobiliaria. En febrero, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) registró 4.293 escrituras de compraventa, lo que significó un aumento del 94 por ciento en comparación con el mismo mes del año anterior. Este dato marcó el mejor febrero en casi dos décadas, reflejando un repunte en la confianza de los compradores y la reaparición de operaciones en un mercado que había estado prácticamente paralizado.

Entre los factores que explican esta reactivación figura la reapertura del crédito hipotecario, un motor clave para facilitar la demanda de vivienda. Las entidades bancarias y financieras comenzaron a ofrecer líneas de crédito más atractivas, y aunque su alcance aún es limitado, la sola existencia de financiamiento volvió a poner en movimiento a un segmento que había quedado congelado por la falta de acceso al crédito.

En términos de precios, el valor promedio del metro cuadrado en CABA llegó a los 2.500 dólares, con barrios tradicionales como Palermo y Belgrano superando los 3.000 dólares por metro cuadrado. En paralelo, los precios de los departamentos mostraron un crecimiento interanual del 6,9 por ciento en febrero de 2025, mientras que las casas registraron una leve caída del 1 por ciento, reflejando cierta disparidad según el tipo de propiedad y la localización.

Factores clave a monitorear

- Inflación y poder adquisitivo: la inflación, aunque en proceso de desaceleración, sigue siendo elevada y condiciona fuertemente la capacidad de ahorro y compra de las familias argentinas. El poder adquisitivo se encuentra erosionado por la inflación acumulada de los últimos años, lo que limita la demanda interna, especialmente en segmentos medios y bajos.

- Acceso al crédito: el crédito hipotecario volvió a aparecer, pero su disponibilidad todavía no alcanza para impulsar una recuperación generalizada en todas las áreas del mercado. El segundo semestre dependerá en gran medida de si estas líneas de financiamiento se sostienen y amplían, facilitando que más compradores puedan concretar operaciones.

- Oferta y demanda: la oferta de propiedades ha disminuido en comparación con años anteriores, ya que muchos propietarios prefieren esperar antes de vender en un contexto todavía volátil. Esta escasez relativa de propiedades podría impulsar una presión al alza en los precios si la demanda sigue recuperándose.

- Estabilidad política y social: el clima político y social también juega un papel fundamental. Las medidas de ajuste económico del gobierno han generado protestas y malestar en algunos sectores, y un aumento de la conflictividad social podría afectar la confianza en el mercado inmobiliario.

Perspectivas para el segundo semestre

De cara a los próximos meses, el mercado inmobiliario argentino podría continuar mostrando signos de reactivación, especialmente si se consolidan las políticas de estabilización macroeconómica. Sin embargo, la recuperación no será homogénea: las zonas premium y los proyectos bien ubicados y con buena relación precio-calidad seguirán captando la atención de inversores y compradores, mientras que los segmentos más afectados por la pérdida de poder adquisitivo podrían seguir enfrentando dificultades.

Para los inversores con dólares disponibles, la actual coyuntura abre oportunidades interesantes. Muchos propietarios están dispuestos a negociar precios ante la necesidad de liquidez, y la brecha cambiaria se ha reducido, lo que facilita las transacciones en moneda extranjera. Sin embargo, la clave para los inversores será adoptar una visión de mediano a largo plazo, evaluando cuidadosamente la ubicación y la calidad de los activos.

Por otra parte, el mercado de desarrollos inmobiliarios se encuentra expectante: la caída de la obra pública y el ajuste en la inversión privada afectaron la construcción en 2024, pero la demanda contenida y la escasez de oferta podrían volver a estimular la construcción en 2026 si la recuperación económica se consolida.

El real estate argentino comienza a salir de un periodo de hibernación, pero la consolidación de esta recuperación dependerá de varios factores: la evolución de la inflación, la disponibilidad de crédito hipotecario y la estabilidad política y social. El segundo semestre de 2025 será clave para confirmar si estos brotes verdes se transforman en una recuperación sostenida o si, por el contrario, el mercado inmobiliario se enfrenta a un nuevo periodo de meseta.

En este escenario, la cautela y la información son aliados esenciales para inversores y compradores. Con un ojo puesto en la macroeconomía y otro en las oportunidades que puedan surgir en segmentos puntuales, el mercado inmobiliario argentino sigue siendo, más que nunca, una apuesta para quienes entienden que el largo plazo suele premiar a la paciencia.

(*) Martillera pública nacional (Matrícula 4403 CPMYCLZ), titular de SZ Canning Propiedades.

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