El ataque ocurrió en el marco de una actividad organizada por el grupo Run for Their Lives, que realiza caminatas semanales en distintas ciudades del mundo para pedir la liberación de los rehenes israelíes capturados por Hamás. El grupo enfatiza que se trata de marchas pacíficas y afirma contar con más de 230 células activas, principalmente en Norteamérica y Europa.

Los participantes suelen vestir camisetas rojas y portar banderas con los nombres de las personas aún retenidas en Gaza. Aunque la iniciativa surgió en California, cada grupo local actúa de manera autónoma, de acuerdo con lo publicado en su sitio web oficial.

El director adjunto del FBI, Dan Bongino, indicó que la investigación preliminar apunta a “un acto de violencia por motivos ideológicos”, en base a los testimonios recogidos y las primeras pruebas halladas en el lugar.

Desde el plano internacional, el embajador de Israel ante la ONU, Danny Danon, se pronunció enérgicamente tras el atentado. En una publicación en la red social X (antes Twitter), afirmó que “el terrorismo contra los judíos no se detiene en la frontera de Gaza: ya está incendiando las calles de Estados Unidos”.

Danon reclamó “acciones concretas” y denunció que los manifestantes fueron “brutalmente atacados” por su identidad y por el contenido de su reclamo.

Las autoridades aún no han confirmado el número total de víctimas ni el estado de los heridos, pero indicaron que las lesiones van desde quemaduras leves hasta casos muy graves. El incidente ha conmocionado a la comunidad local y reavivado el debate sobre el antisemitismo y la violencia ideológica en Estados Unidos.