VIDEO | Tipos y beneficios de las Máscarillas Faciales

Por Lourdes Mallo (*), especial para NOVA
El objetivo principal de la mascarilla facial es potenciar los tratamientos que le damos habitualmente a nuestra piel. Cada mascarilla contiene diferentes activos en altas dosis, generando un efecto casi instantáneo de hidratación y nutrición con cada aplicación. Existen diferentes opciones de mascarillas que responden a distintos tipos de piel y necesidades específicas.
Para elegir la más adecuada, lo primero que debes saber es tu tipo de piel (sensible, seca, grasa o mixta) y si se tiene en cuenta su funcionalidad serán higiénicas, nutritivas, astringentes, antiseborreicas, humectantes, etc.
Los resultados obtenidos dependerán del biotipo cutáneo (pieles claras, trigueñas u oscuras), por lo tanto, es sumamente importante realizar una buena evaluación para su correcta aplicación.
Las máscaras clásicas se aplican húmedas y a los pocos minutos (diez o quince) comienzan a secarse amoldándose a la superficie cutánea iniciándose entonces una serie de interacciones entre los componentes de la máscara y la piel que definen la actividad final. Se retiran con esponja o algodón humedecido en agua.
Según el tipo de efecto deseado se podrán obtener, por ejemplo:
Máscaras queratoliticas con agregado de ácido salicílico o de azufre, para obtener exfoliación de la superficie cutánea.
Mascaras hidratantes: se recomiendan para pieles normales, secas o apagadas que necesitan un aporte extra de nutrición. Suelen contener activos como potentes aceites y extractos naturales que nutren en profundidad por ejemplo aceite de argán o de oliva, manteca de karité, extractos de menta y malva, ácido hialurónico, etc.
Máscaras astringentes corrigen transitoriamente la seborrea y la dilatación del orificio folicular
Máscaras emolientes: ayudan a reducir la perdida de humedad de la piel y a crear una barrera protectora que retiene la hidratación, lo que es beneficioso para pieles secas, con adición de extractos de manzanilla, lanolina.
Máscaras blanqueadoras: se aplican en pieles hiperpigmentadas, ya que su función es aclarar. En algunos casos provoca leve descamación. Se preparan en bases cremosas o arcillosas (siempre dependiendo del biotipo), con el agregado de emblica, uva ursi, ácido kójico, ácido mandélico, vitamina C.
Máscaras enzimáticas: son de efecto queratolíticas. Se elaboran con bromelina (derivado del ananá) papaína (derivado de la papaya) y, como vehículos, polvo o arcillas.
Máscaras descongestivas: para pieles irritadas, congestionadas, postpeeling. Se presentan en geles, con glicólicos vegetales, de manzanilla, aloe vera, tilo sauco, malva.
Máscaras de fango: sus principios activos son sílice, calcio, azufre, zinc, potasio y otros oligoelementos. Su función es regenerar y oxigenar, reactivar la actividad celular.
Máscaras de chocolate: ricas en vitaminas, antioxidante, hidratante y tonificante, actúa como revitalizador de la piel.
Máscaras de oro: de efectos afirmantes y antiarrugas, suaviza las líneas de expresión, aclara la piel y redefine el contorno facial. Es ideal para la recuperación del brillo y elasticidad producidos por el exceso de sol.
Máscaras con Vitamina C: tiene acción antiage. El ácido ascórbico estimula la producción de colágeno y elastina. Es blanqueadora, rejuvenecedora, hidratante y produce un efecto lifting.
Máscaras de alginato: es un compuesto extraído de las algas marinas. Suelen ser de dos fases: una fase en polvo que se mezcla con agua y otra fase en crema o gel que se aplica sobre la piel, se colocan en capa gruesa y se retiran en una sola pieza. Excelente hidratante y rejuvenecedor.
Las máscaras faciales no solo brindan resultados que mejoran la apariencia general de la piel, sino que también pueden ser muy terapéuticas. Nos permiten disfrutar de un ritual de cuidado personal de manera sencilla y en nuestra propia casa. Encuentra la que mejor se adapte a tus necesidades y dedícate un tiempo a cuidar de la salud y belleza de tu piel.
(*) Medicina estética/salud