
Siempre detrás de las primicias de la farándula, la política y el mundo del espectáculo está Martha Verigua, una intrépida periodista de NOVA que nunca se toma descanso cuando de cholulaje y otras yerbas se trata. Curiosa, inquisidora y reflexiva: esas son sus principales características.
Entré al plató de Gran Hermano (GH) y, sin pestañear, solté mi primer scoop de la noche: Juan Pablo De Vigili no pasó ni una sola de esas temidas audiciones. Sí, escucharon bien: lo subieron a la casa sin casting... ¡Como si fuera su primo VIP!
Me lo contó una voz en off que insiste en mantener el anonimato (aunque juraría que es el mismo tipo que controla que no te lleves las toallas de baño). “Martha Verigua, este muchacho llegó, mostró un billete y ¡pum!, puerta abierta”, me susurró, casi riéndose. Y agregó lo que todos estaban pensando: “Tiene mucha plata”.
En un reality donde cada lágrima, cada pelea por el último pote de mermelada y cada chusmerío de cocina tiene contrato, me pregunto: ¿Qué honor tiene sentarse en el sillón rojo si tu pasaporte al juego es un sobre cargado de ceros? ¿Será una cortesía VIP o puro “pereza productiva”? A estas alturas, me inclino por un mix explosivo de privilegios y billeteras abultadas.
Mientras intento imaginar a Juan Pablo eligiendo entre su almohada de plumas o su viscoelástica de lujo, confirmo que su equipo de prensa guarda silencio más hermético que la caja fuerte de un banco suizo. Dicen que andan redactando un comunicado que saldrá… cuando a ellos les plazca.
Por mi parte, ya me estoy preparando para el próximo confession: revisaré rumores, escudriñaré contratos y, si hace falta, meteré el bisturí periodístico hasta en la sopa.
Porque si hay algo claro en este Gran Hermano, es que el reality puede fingir ser imparcial, ¡pero yo no! Y recuerden: el chisme no descansa… Y yo tampoco.