Y sí, soy yo, Martha Verigua, la investigadora de lo mundano, la exploradora de cotilleos, la Sherlock Holmes del chusmerío. Agárrense, que arranca la función.

Primero déjenme decirles que entré al perfil de X de Ezequiel (sí, todavía me niego a decirle Twitter) y casi me caigo de la silla cuando descubrí sus proclamas: "¡Viva Mauricio Macri!", "PRO, a full".

Imagínense mi cara de póker, mientras sorbía mi mate: "¿Este muchacho, que se pavoneaba en la casa con su camisita de colores y sus ojitos de cordero"... ¿Apoyando al PRO? ¡Oh, la ironía!

Pero, claro, como toda buena novela, faltaba el capítulo de misterio. Porque, señoras y señores, "el galán heterosexual" (o eso parecía) tiene relaciones con hombres.

Así como lo oyen: romances y clandestinidades que salieron a la luz cual cine mudo en alta definición. Ois, querido... ¿Qué hacés escondido en ese armario tan pequeño? ¡Ampliate la talla, che!

Y si pensaban que ya lo sabían todo, prepárense para la escena más dramática, con tintes de telenovela barata. Resulta que, en su época escolar en el San Tomás de Aquino de Ramos Mejía, a Ezequiel y a su compinche Ian Baldassarri les encantaba hacer "bromas" un poco más subidas de tono.

Una ex compañera (que no dudaré en llamar “La Valiente”) contó en redes que estos dos le “tocaban las tetas y se las apretaban” y, como si faltara algo, “le pellizcaban el culo”. ¡Atención, escena de bullying en 4K!

Yo, que soy mitad periodista y mitad psicóloga de barrio, me pregunto: ¿Será que Ezequiel confunde coquetería con agresión? ¿O fue simplemente aquel niño travieso que no supo poner límites y caminó directo al club del bullying?

Sea como fuere, la verdad es que hoy su pasado escolar lo persigue como reportero paparazzi tras estrella de cine.

Así que aquí estamos, ante un personaje que vuela en helicóptero político, coquetea con la fama de closetero y arrastra historias de colegio con bullying incluido.

¡Menudo combo! Mientras tanto, yo seguiré al pie del cañón, mate en mano, lista para desenmascarar el próximo capítulo de esta tragicomedia. Porque si algo aprendí en GH (y en la vida) es que, detrás de cada sonrisa fotogénica, puede esconderse un universo de secretos dignos de Martha Verigua.

Nos leemos en la próxima entrega de "Chismes con Martha", donde prometo revelar qué cara de la política adoptará ahora nuestro querido Ezequiel (y si finalmente dará el gran paso hacia la libertad exterior). ¡Salud y cotilleos!