Derrame histórico de crudo en Esmeraldas deja al borde del colapso a comunidades agrícolas

El petróleo volvió a teñir de negro las aguas y la esperanza de la provincia de Esmeraldas, en el norte de Ecuador. Un derrame de 25.000 barriles de crudo uno de los más grandes en la historia reciente del país ha provocado una catástrofe ambiental y social que ha obligado al Gobierno a declarar el estado de emergencia en la región.
El desastre se originó en marzo, tras la rotura de un tramo del Oleoducto Transecuatoriano en la localidad de Quinindé. Desde entonces, el petróleo ha recorrido más de 86 kilómetros a través de los ríos Caple, Viche y Esmeraldas, dejando a su paso peces muertos, cultivos arrasados y poblaciones enteras sin acceso a agua potable.
⭕ ¡Desastre ambiental en #Esmeraldas! Medio millón de personas abandonadas a su suerte. Más de 25.000 barriles de petróleo lo contaminaron todo.
— CONAIE (@CONAIE_Ecuador) April 7, 2025
Cinco cantones convertidos en zonas de muerte: sin agua, sin trabajo, sin futuro. El abandono del Gobierno es total.
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“Primera vez en la vida veo algo de esta magnitud. No entendía ver el agua totalmente negra, era solo crudo”, relata Celso Nazareno, agricultor de 50 años que perdió sus sembradíos de sandía, melón y maíz. “Vivimos de la agricultura aquí y ahora no tenemos cómo fumigar, cómo mantenernos”, agrega con angustia.
La imagen en la zona cero es desoladora. Los niños presentan síntomas derivados del contacto con el crudo, los animales huyen o mueren, y los adultos intentan contener el avance de la mancha con recursos precarios. La desigualdad estructural, la falta de acceso a servicios básicos y la histórica marginación del territorio agravan aún más la crisis.
“Veo mucha gente que se está quejando, que está sufriendo, niños pequeños con secuelas... es muy doloroso”, dice Nazareno mientras observa, impotente, las aguas contaminadas del río Viche.
Las autoridades han prometido reparaciones y asistencia inmediata, pero para muchas familias del norte ecuatoriano, el derrame no solo arrasó con la biodiversidad, sino también con su única fuente de sustento y seguridad.