La historia viviente
Efemérides

VIDEO | José Razzano, el oriental que marcó el destino de Carlos Gardel

Razzano (guitarra en mano) posando junto a Carlos Gardel

Por Gustavo Zandonadi, especial para NOVA

El 30 de abril de 1960 falleció en Buenos Aires José Razzano, el cantor uruguayo que compartió escenario con Carlos Gardel y que fue clave en la construcción de su leyenda. Su historia personal, opacada por la magnitud del Zorzal Criollo, merece ser contada.

Nacido el 25 de febrero de 1887 en Montevideo, Razzano creció en un ambiente humilde. Su padre falleció cuando él tenía apenas dos años, lo que llevó a su madre a trasladarse a Buenos Aires, donde el joven José comenzó a forjar su identidad artística. Su talento para el canto lo llevó a participar en compañías teatrales y centros gauchescos, donde su voz de tenor se convirtió en un sello distintivo.

A principios del siglo XX Razzano ya era un cantor reconocido en el circuito criollo. Su primer contrato discográfico llegó entre 1911 y 1912 con la empresa Victor Talking Machine Company, para la que grabó temas criollos que consolidaron su estilo. Fue en este período cuando su camino se cruzó con el de Carlos Gardel, dando origen al célebre dúo Gardel-Razzano en 1911.

La dupla se convirtió en un fenómeno. Su repertorio, compuesto por estilos criollos y tangos, los llevó a recorrer Uruguay, Brasil, Chile y España. La combinación de la voz potente de Razzano con la interpretación melódica de Gardel generó una química única que conquistó al público. Sin embargo, en 1925, la sociedad artística llegó a su fin. Problemas vocales afectaron a Razzano, obligándolo a abandonar el canto.

Tan honda fue la marca que dejaron Gardel y Razzano, que inspiró al poeta Enrique Cadícamo y al músico Ángel D'agostino a componer la milonga "El morocho y el oriental", que fue llevada al disco por las orquestas del propio D'agostino, con la voz de Ángel Vargas; de Aníbal Troilo, cantada por Floreal Ruiz y Edmundo Rivero -la versión más famosa- y de Francisco Canaro, con la voz de Nelly Omar.

Lejos de los escenarios, Razzano asumió un rol fundamental en la carrera de Gardel. Se convirtió en su representante y asesor, manejando contratos y seleccionando repertorios. Duró en esa función hasta 1933, cuando disolvieron la sociedad. Su influencia en la consolidación de Gardel como ícono del tango fue determinante, aunque muchas veces invisibilizada.

Tras la trágica muerte de Gardel en 1935, Razzano continuó vinculado al mundo del tango, aunque con menor protagonismo. Se dedicó a la gestión artística y a preservar la memoria de su amigo y compañero. Cuando murió la madre del Morocho del Abasto compró los derechos de las obras del artista. Al morir el oriental esos derechos pasaron a su hija.

José Razzano falleció a los 73 años, dejando un legado que, aunque eclipsado por la figura de Gardel, fue esencial en la transición del astro, de la música criolla al tango. Su vida es la prueba de que detrás de cada gran estrella, hay figuras que, desde las sombras, construyen la historia.

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