Según datos oficiales, YPF redujo apenas un 4,4 por cientosus gastos publicitarios en términos reales, una cifra marginal si se la compara con el recorte del 98 por ciento que aplicó la administración central. La empresa argumentó que, como cotiza en Wall Street y "compite con otras del mercado", necesita seguir haciendo publicidad.

Pero cuando el medio Chequeado le pidió que detalle en qué medios o agencias puso el dinero, la petrolera se negó, desoyendo un dictamen de la Agencia de Acceso a la Información Pública que la obliga a responder por tener mayoría accionaria estatal.

El caso recuerda al escándalo judicial que atravesó Aerolíneas Argentinas, otra empresa estatal que también quiso esconder el reparto de la pauta, pero terminó perdiendo en tribunales. La Justicia consideró que no puede protegerse bajo excusas de estrategia comercial para evitar rendir cuentas sobre gastos con fondos públicos.

Mientras tanto, en discursos oficiales, el presidente Milei sigue asegurando que “eliminamos por completo la publicidad oficial”, y Adorni alardea de haber gastado “cero pesos en pauta”. Una narrativa que parece chocar contra la realidad, al menos en las empresas estatales, donde la plata sigue fluyendo sin transparencia alguna.

Por su parte, el Banco Nación fue incluso más lejos: incrementó sus gastos publicitarios en un 40 por ciento real respecto al 2023, según datos del informe de gestión que el jefe de Gabinete Guillermo Francos presentó ante el Congreso.

Con estos números, YPF firmó el tercer mayor año en gastos de publicidad desde que fue estatizada. Pero en lugar de brindar explicaciones, optó por el silencio.

El dictamen de la Agencia de Acceso a la Información fue claro: la empresa tiene un 51 por ciento estatal y no puede esquivar la obligación legal. Incluso citó un fallo de la Corte Suprema en el caso Giustiniani, que ya había obligado a la empresa a abrir sus libros.

¿Transparencia? ¿Fin de la casta? Por ahora, solo promesas rotas. Y un aroma a doble discurso que ni el mejor spot puede disimular.