"Un futuro mejor": la remake electoral que nadie pidió, pero igual nos comemos

Axel Kicillof volvió a subirse al ring electoral con un discurso que, a fuerza de repetirlo, ya parece parte del decorado político argentino. “Hay que ir a las urnas para que se vote por un futuro mejor”, lanzó el gobernador bonaerense como si hubiera inventado la pólvora, mientras la platea militante asentía con esa fe ciega que no se desgasta ni con años de gestión ni con la inflación que camina más rápido que los patrulleros.
La escenografía, previsiblemente armada en Florencio Varela, fue una postal reciclada de cualquier acto peronista de los últimos veinte años: banderas, bombos y frases de manual.
Llevamos 500 días sin obra pública nacional, una decisión del Gobierno de Milei con graves consecuencias. Son hospitales que no se abren, escuelas en malas condiciones, rutas en mal estado. Es la destrucción del salario que va a las mesas de las familias trabajadoras, los… pic.twitter.com/krHCHapd6y
— Axel Kicillof (@Kicillofok) April 23, 2025
La diferencia esta vez es el clima de época, que no perdona discursos vacíos ni promesas reeditadas. Pero eso no detuvo a Kicillof, que en su cruzada por el “futuro mejor” olvidó mencionar el presente gris y complicado que gestiona desde La Plata.
El gobernador habló de esperanza, derechos y conquistas, mientras afuera el Conurbano sigue siendo tierra de nadie en seguridad, educación en emergencia y hospitales que piden auxilio. La paradoja es que el mismo dirigente que denuncia los ajustes de otros parece tener amnesia selectiva sobre los suyos. ¿Futuro mejor? Primero, estaría bueno arreglar el presente, aunque sea un poco.