VIDEO | Mujer medicina, militante literaria y consteladora cordobesa



Verónica Catania nació en Mendoza, pero hoy es habitante del suelo serrano cordobés, monte adentro del Valle de Punilla, en la localidad de Tanti. Logró, siempre con los pies sobre la tierra, tener su propia casa, superando desafíos y duelos familiares que la fortalecieron para convertirse en quien es hoy: una mujer que brinda talleres de iniciación a futuros consteladores.
Al comenzar su relato, se expresó sobre las constelaciones: “Son un camino corto y profundo para resolver cuestiones a las que no llegamos de otra manera. No he llegado con otras terapias a esa experiencia que te muestra cuál es el hilo que une a la gente con tanto sufrimiento, con su dolor. Las constelaciones generan un movimiento que, incluso después del momento terapéutico, continúa".
Y agregó: "Lo más importante es que es un salto al vacío, y la persona es la que sigue con el movimiento y la sanación de su propia alma. Los guías consteladores solo ayudamos; es un error creerse salvador”.
Pero para alcanzar esta claridad de conceptos y experiencias sistémicas, Verónica tuvo que rearmar y sanar su doble árbol genealógico familiar: “Mi padre de crianza trabajaba en los servicios secretos y, por una especie de trueque difícil de describir, yo llegué a su casa, donde me criaron. Luego, por medio de terapias con ayahuasca, vi mi propio parto y ahí conocí a mi madre biológica. Después fui sanando, recibiendo la ayuda de terapias regresivas”.
Su madre biológica se llama Clara y su padre, José Antonio. Aceptar el dolor para transformarlo y fortalecer el espíritu es el camino, aunque la vida insista en ponernos palos en la rueda.
Luego, Vero, como la conocen sus amigos, aclaró: “Mi padre fue víctima de los vuelos de la muerte en la dictadura. Lo vi en las regresiones y pude observar dónde lo tuvieron detenido. Así entendí por qué en mi pieza las paredes, las cortinas y todo lo pintábamos de gris. Yo vivía en la oscuridad, no abría la ventana por lealtad a papá, y luego de esas visualizaciones en las terapias de regresión entendí por qué”.
Con gran espíritu de superación y fortaleza, se mostró transparente: “Gracias a mi familia de crianza recibí mucho amor. Gracias a ellos pude estudiar y me recibí de psicóloga. Pero también me voy autodefiniendo y formando mi personalidad, porque hay muchos ancestros que me enseñaron caminos por medio de las constelaciones que doy, donde también recibo claridad. Aprendí que para poder ser cada vez más yo misma también hay que soltar las cargas, porque no se puede llevar todo adentro”.
Dando vuelta la página en esta apasionante historia de superación que refleja el perfil urbano de NOVA, consultamos a Verónica Catania sobre su costado literario: “Quiero recordar a Ceci Chialcha, ella era una gran artista y dibujante, con quien realizamos un libro llamado Siete vuelos. Me hizo el gran regalo de poder compartir nuestro arte antes de irse de este mundo”.
Al preguntarle sobre su guía espiritual y la elección del lugar donde vive, pegado a las sierras en Tanti, relató: “Sentir los pies sobre la tierra es una gran guía para mí. Llegué a los pies de la Cruz de Fátima, donde siento el acompañamiento de muchos guías ancestrales y comechingones que aquí habitaron. No creo en la propiedad privada, por eso les agradezco que me dejen estar en esta tierra”.
Sobre la construcción de su casa, explicó: “Siempre estaré agradecida a mi vecino por prestarme el terreno. En aquel momento sabía que no podía construir y alquilar, entonces me puse el límite de estar ocho meses en carpa. Así se fueron dando las mingas: todos los días venía alguien a ayudarme con las maderas o a poner barro. Yo vendí un Citroën que tenía para lograr tener mi casa propia”.
Llevando la charla hacia su rol como madre, quien crió a Olivia, comentó: “La maternidad siempre fue un agradecimiento para mí. Nunca me privé de nada por ella y le enseño con el ejemplo y la lucha que puede cumplir sus sueños. La maternidad es un hecho feliz. Ella atravesó mucho conmigo: construir la casa, vivir en carpa, varios viajes que disfrutamos, cuando decidí volver a estudiar. Así le enseñé a crear su propio camino. Tenemos un vínculo de mucho respeto y de mantener nuestros espacios”.
Sobre su militancia literaria expresó: “Tenemos un colectivo cultural con varias compañeras llamado Corta la Mecha. Nuestro objetivo es visibilizar la situación política y social actual, y hablar sobre el feminismo que nos identifica. Con ellas hicimos el libro Poesías incómodas, relatos urgentes y manifiesto (por necesidad y urgencia). Lo trabajamos con presentaciones performáticas en distintas marchas, como las realizadas contra la ley ómnibus o el gatillo fácil”.
El nombre artístico con el que muchos la conocen en los alrededores es Rosa Anarquista.
Llegando al final de esta historia de resiliencia y aceptación, la incansable militante social profundizó su sentir: “La vida para mí es todo lo que nos rodea: el aire que respiramos, la luz, los pájaros, la música. Yo podría vivir sin muchas cosas, pero no sin la música, que la siento como esencial”.
Finalizando este perfil urbano de NOVA, Verónica Catania expresó: “Si nos centramos en los pies y en dónde estamos pisando, podemos disfrutar de la vida a pesar de todo lo que nos suceda. Pero si estamos más en la mente, el caminar se dificulta”.