Política
Lavado de derechos

Reforma previsional y laboral: el "combo FMI" que se cocina en silencio y con olor a jubilado

Javier Milei va por las jubilaciones: si no aportaste, morite trabajando. (Imagen: CHAT- GPT)

En medio del recorte a los medicamentos y con la motosierra oxidada, el Gobierno de Javier Milei se saca el disfraz de liberal libertario y avanza con dos reformas hechas a la medida del Fondo Monetario: una que ajusta a los que trabajaron toda la vida y otra que busca precarizar aún más a los que todavía están laburando.

Reforma previsional: que no se note que es ajuste

Dicen que no es una reforma, que solo quieren "discutir una fórmula", pero la realidad es que el plan está clarito: menos jubilaciones, más ajuste y cero sustentabilidad real. La meta es clara: hacer caja, y de paso, meterle la tijera a un sistema que ya está debilitado.

Mientras 6 de cada 10 jubilados cobran la mínima y necesitan bonos para sobrevivir, el Gobierno apunta a eliminar los regímenes especiales y restringir el acceso a futuras jubilaciones. ¿Qué significa esto? Que si tenés más de 50 y te falta un poco para jubilarte, andá buscando laburo… o una estampita.

Ah, y todo esto mientras dejaron sin cobertura de medicamentos a más de 4 millones de personas, entre jubilados y pensionados. Un ataque silencioso que se siente fuerte en cada farmacia. Pero claro, eso no lo muestran en los PowerPoints.

Reforma laboral: la "modernización" es precarización

En paralelo, el Gobierno avanza con otra reforma: la laboral. No por convicción, sino porque el FMI lo pidió por escrito. Literalmente. En el documento de la quinta revisión dicen que "se necesita una modernización laboral profunda". ¿Traducción? Flexibilización, despidos más baratos, y menos derechos para los laburantes.

La que tomó la posta fue Romina Diez, diputada de La Libertad Avanza, que presentó un proyecto para eliminar las indemnizaciones y reemplazarlas por un sistema de seguros, entre otras perlitas. El modelo, dicen, es el de UOCRA. Pero la diferencia entre un obrero de la construcción y un laburante de comercio, gastronomía o salud, parece no importarles.

Y mientras tanto, la mitad de los trabajadores en Argentina ya está en negro o es monotributista, sin aportes ni derechos básicos. ¿Qué reforma laboral están proponiendo si la mitad del país ya está fuera del sistema? ¿No era que el problema eran "los privilegios sindicales"? Ah, no, perdón, eso lo dejaron para otro capítulo.

La CGT mira de reojo y el ajuste pasa

La Confederación General del Trabajo (CGT), entre tibia y desaparecida, hace equilibrio. A veces amenaza con paro, otras veces con conferencias de prensa. Pero lo cierto es que ni la reforma previsional ni la laboral generaron una reacción contundente del sindicalismo, que parece más ocupado en internas y rosca que en defender derechos.

Y mientras el Gobierno avanza a paso firme con lo que el FMI exige, nadie se hace cargo del verdadero problema: la informalidad, la evasión, el fraude laboral y la desfinanciación del sistema previsional.

Ajustar sin que parezca: el arte del cinismo técnico

Lo más notable de este combo de reformas es la forma. Todo se disfraza de "discusión técnica", de "eficiencia" o de "sustentabilidad". Pero en el fondo, es el mismo viejo ajuste de siempre, ese que se come a los que menos tienen y que se impone sin votos, sin debate real y sin mostrar las consecuencias humanas.

Un ajuste con corbata, planillas de Excel y sonrisas de burócratas. El FMI aplaude, el Gobierno ejecuta, y el pueblo… se jode.

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