El comunicado detalla: “Este Jueves Santo, la Iglesia Católica conmemora la Última Cena de Jesús con sus discípulos, el lavatorio de los pies y su oración en el Huerto de los Olivos. También se celebra la institución de la Eucaristía. Desde la Casa Rosada le enviamos un afectuoso saludo a todos los que celebran esta festividad”. Sin embargo, lejos de generar unidad, el texto fue percibido como frío y genérico, lo que desató una oleada de reproches en las redes sociales.

Esta reacción no puede entenderse sin el contexto de la semana anterior, cuando Casa Rosada celebró el inicio de Pesaj con un cálido mensaje dirigido a la comunidad judía: “Felicidades al pueblo judío, ¡Jag Semeaj!”. Aquella publicación, aunque bienintencionada, generó indignación entre muchos usuarios que acusaron al Gobierno de mostrar una “evidente preferencia religiosa”.

Comentarios como “Gobernás un país católico, pelotudo” o “Argentina es católica. Capítulo 2 de la Constitución” reflejaron el malestar por la omisión de festividades cristianas como el Miércoles de Cenizas o el Domingo de Ramos.

En este sentido, el saludo por Jueves Santo parece un intento tardío de apaciguar las críticas, pero su redacción impersonal no logró calmar los ánimos. “Les duele, pero somos un país católico”, afirmó un internauta, resumiendo el sentir de quienes consideran que el Gobierno subestima la relevancia cultural y constitucional del catolicismo.

Otros, como el activista Matías Ignacio Lara, habían advertido tras el saludo por Pesaj: “Si al otro día no saludan por el Domingo de Ramos, festividad de la religión oficial de la Nación y mayoritaria, están promoviendo el anti-semitismo. Por ser forros hacen daño”.

Así, el nuevo comunicado no solo reavivó el debate sobre las prioridades religiosas del Gobierno, sino que también evidenció una gestión comunicacional errática. Mientras algunos usuarios exigieron mayor énfasis en la identidad católica, otros señalaron la falta de un mensaje inclusivo que reconozca la diversidad religiosa sin desatender a la mayoría.

Al final, el saludo por Semana Santa, lejos de reparar el malestar generado por el mensaje de Pesaj, profundizó las críticas hacia la administración de Milei que ya no disimula ni un poco su preferencia hacia la comunidad judía.