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VIDEO | Sequedad, flacidez y arrugas: cómo acompañar los efectos de la menopausia en la piel con yoga facial

Carolina Winograd, especialista en "wellness" y yoga facial.

Por Carolina Winograd (*)

Durante la menopausia, la piel cambia. Pierde hidratación, elasticidad y respuesta. Y eso, aunque sea natural, se siente. La caída de estrógenos, los cambios en el sistema nervioso, las alteraciones del sueño y el aumento del estrés impactan de lleno en el rostro: más flacidez, arrugas marcadas, inflamación, sequedad, tono apagado.

¿Podemos hacer algo para acompañar estos cambios y cuidar nuestra piel de forma natural y efectiva?

Sí. Y no hace falta una batería de productos ni tratamientos invasivos. El yoga facial es una herramienta poderosa para revitalizar tu rostro desde adentro.

Movimiento, circulación y regeneración

Los músculos del rostro también se entrenan. Cuando los activamos de forma consciente, estimulamos naturalmente la producción de colágeno y elastina, mejoramos la circulación sanguínea y linfática, y favorecemos la eliminación de toxinas. Eso mejora la textura de la piel, su tonicidad y su capacidad de regenerarse.

Pero, además, muchas de estas posturas ayudan a liberar tensiones profundas en mandíbula, cuello y cráneo -zonas que cargan estrés y emociones- ya reducir los niveles de cortisol, una hormona que en exceso acelera el envejecimiento de la piel.

Una mirada desde la medicina tradicional china

En la medicina tradicional china, la piel refleja el equilibrio interno de nuestros órganos. Durante la menopausia, se suele debilitar la energía Yin (que aporta hidratación, contención, descanso), y eso genera sequía, inflamación y pérdida de luminosidad.

Cuando trabajamos con posturas que activan músculos, puntos energéticos y zonas reflejas, también estamos regulando la energía de órganos como el hígado, bazo y riñones, fundamentales en esta etapa.

Mini rutina para revitalizar tu piel durante la menopausia

Activación linfática

1. Con hombros bajos y cuello relajado, lleve tu mano derecha a la clavícula izquierda. Con los dedos índice y mayor, friccionar suave y energéticamente debajo y por encima de la clavícula. Hacer diez fricciones. Y luego, repetir el mismo movimiento con la otra mano en la clavícula derecha.

Es sumamente importante que en todo momento respires profundamente, sintiendo como el aire renueva y nutre cada célula del cuerpo y de tu mente, visualizando como tu organismo se libera de desechos y toxinas.

2. Ahora vamos a llevar las manos debajo de cada oreja, y vamos a hacer 10 fricciones. Siempre respirando profundamente, colocando la lengua sobre el paladar como un panqueque y elevando las comisuras de los labios.

Primera postura:

Ideal para tonificar las piernas, mejorar la circulación en el cráneo y equilibrar el sistema hormonal.

- Colocar las palmas sobre los temporales, cerca de la comisura externa de los ojos, los dedos abrazan la cabeza.

- Presionar hacia adentro, y en diagonal hacia atrás y arriba.

- Cerrar los ojos con fuerza para generar resistencia.

- Mantener 30 segundos. Repetir tres veces.

Segunda postura:

Ayuda a descongestionar, aliviar la ansiedad y oxigenar el rostro.

- Palma de una mano sobre la frente, cubriendo también las cejas.

- Presionar la frente hacia arriba con la mano, mientras intentas llevar la frente y la mirada hacia abajo.

- Sentir la resistencia. Mantenga 30 segundos. Repetir tres veces.

Activar el Yin Tang (entrecejo)

Localizar el Yin Tang justo en el centro del entrecejo. Masajear o presionar suavemente este punto por dos minutos. Ayudará a calmar el sistema nervioso, mejorar el sueño y reducir la ansiedad.

La clave está en la constancia. Te invitamos a incorporar esta rutina facial cada día, para que vos y tu piel comiencen a sentir la diferencia.

Ritual diario para cuidar tu piel (más allá de la práctica)

- Hidratación con agua templada de a sorbitos durante todo el día.
- Evitar limpiezas abrasivas o productos con siliconas y conservantes fuertes.
- Elegir cosmética noble, consciente y respetuosa de la piel y del sistema hormonal.
- Escuchar tu piel. Ella te habla.

La piel cambia, sí. Pero también puede regenerarse, revitalizarse y volver a brillar. No hace falta hacer más. Hace falta hacer distinto. Con presencia. Con intención. Con técnica y con más conexión.

(*) Especialista en "wellness" y yoga facial.

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