
En un país donde más de la mitad de la población es pobre, el gobierno de Javier Milei festejó con bombos y platillos los últimos dos “noticiones” de su gestión: la aprobación del FMI de un nuevo desembolso que endeuda a la Argentina por 20 mil millones de dólares y la apertura del cepo cambiario.
“Desde este momento, eliminamos el cepo cambiario de la economía argentina para siempre”, anunció el Presidente en Cadena Nacional, rodeado de la casta de maniquíes inmóviles que se cambiaron de bando para comulgar con las falsas ideas de la libertad. Entre ellos, la ministra panqueque Patricia Bullrich, quien se pasó varios pueblos al comparar la “alegría” del gabinete con la consagración de la Selección argentina: "Fue como el último penal de (Gonzalo) Montiel en el Mundial", dijo muy suelta de palabras.
Su jefe también está contento aunque sus arrepentidos lo rechacen: “Cuando les pedí el voto les dije que venía a arreglar la economía de raíz, sin atajos ni gradualismo, bajo la premisa de que una economía sana y sostenible tiene tres fundamentos: orden fiscal, orden monetario y orden cambiario. Hoy podemos dar por concluido el proceso de saneamiento macroeconómico argentino”.
¿Dar por concluido? ¿Qué película está viendo el mandatario nacional más inexperto en política que haya tenido la Argentina? La realidad contradice a cada instante un relato basado en fake news.
El “especialista en materia económica” hizo el anuncio el mismo día en que se conoció la inflación de marzo, que cerró en 3,7, en contraste con el 2,2 por ciento de enero y el 2,4 por ciento de febrero pasado. El Ejecutivo arrastra un acumulado del 55,9 por ciento en los últimos 12 meses; sin embargo, siguen flasheando eficiencia.
Uno de los rubros más afectados en la última medición, junto a Educación e Indumentaria, fue el de Alimentos, que registró una suba del 5,9 por ciento. Nada que celebrar. En este clima adverso, los salarios siguen por el piso y los haberes jubilatorios se mantienen en el rango de “vergüenza mundial”. Pero… el jefe de Estado sigue insistiendo con la mentira grosera que lo caracteriza, al asegurar que “la caída de la inflación ha revalorizado los salarios y las jubilaciones, mejorando el poder de compra de todos nuestros ciudadanos”. Realmente increíble.
En un contexto económico que registra una importante baja del consumo, este fin de semana los anuncios del Gobierno generaron un alerta máxima en la gente, que salió eyectada hacia los supermercados para realizar compras de electrodomésticos y otros productos en cuotas -como se pueda-, ante el pánico de una inminente devaluación que podría alcanzar el 30 por ciento. El FMI advirtió: no hay plata si no devalúan, ya que no quiere más fuga de divisas. La gente no come vidrio e intenta hacer algo con el último mango que le queda.
Lo cierto es que el Fondo nos tiene atados nuevamente a su propio cepo. Nada es gratis en política. El dominio del organismo sobre una nación tercermundista y en crisis permanente que depende de su asistencia para la supervivencia, es absoluto y no da lugar a negociaciones. Los requisitos para una nueva lluvia de dólares son inflexibles: más ajuste a las provincias, más recortes en el Estado, una reforma jubilatoria, eliminación de subsidios en las tarifas de luz y gas, entre otros ítems que traerán aparejado un empobrecimiento aún mayor.
“Es la primera vez en la historia que el Fondo aprueba un programa que no es para financiar la transición de una macroeconomía desordenada a una ordenada, sino para respaldar un plan económico que ya ha rendido sus frutos. Por ese voto de confianza quiero agradecerle a todo el board del Fondo Monetario Internacional y en especial a Kristalina Georgieva, presidente del organismo”, dibujó este viernes Milei, quien no resiste archivos.
A ver: antes de ganar las elecciones, “El León” no opinaba lo mismo del organismo. Durante una entrevista, afirmaba que “los liberales detestamos al FMI”, y lo calificó como “una institución perversa”. “Cuando un país está a punto de explotar después de hacer un montón de zafarranchos y que ya nadie lo financie, ¿qué hace? Pone la guita y le permite tirar el ajuste para adelante", señalaba.
No obstante, Milei promete que “esta vez va a ser diferente”, mientras se encamina por el mismo sendero fallido que fue transitado durante la gestión macrista, cuando su figurita repetida, “Toto” Caputo, endeudaba al país por cien años, aunque en aquella oportunidad, con la camiseta amarilla puesta.
"Caputo se fumó más de 15 mil millones de dólares de reservas irresponsablemente y nos deja este despiole de las Lelics. Es uno de los responsables del 28D (corrida bancaria), y uno de los grandes responsables del desastre del Banco Central", acusaba Javier Milei en un viejo reportaje.
¿En qué quedamos, señor Presidente? ¿Cuánto miente Milei cada vez que mueve su impetuosa lengua, con la que también versea que “Argentina será el país con más crecimiento económico de los próximos 30 años”?
En los hechos, las inversiones no llegan. Las inconsistencias del plan económico actual espantan a las empresas, que comenzaron a huir desesperadas, acrecentando los índices de desempleo y la fuga de capitales.
En materia política, de cara a un año electoral, la credibilidad está en juego, tras la decepción generalizada por la criptoestafa y tantas otras falacias, como la que dijo el viernes, mientras los supermercados comenzaban a remarcar precios: “La inflación argentina va a desaparecer”.