
Por Ana Nemer, especial para NOVA
En un mundo materialista al extremo, en el que el valor de la persona se mide por la cantidad de dinero que posee y todo tiene un precio, un individuo rompió el molde.
El presidente Javier Milei quien, en innumerables entrevistas habla de “las fuerzas del cielo” y rendir cuenta a ellas cuando ya todo acaba, va por el bronce. Pensar así, desarma a la oposición, ya que revela un fin mucho más fuerte, altruista, duradero y real en contraste con el individual y económico.
Javier Milei mantiene, desde su aparición en público, sus valores y principios, no solo liberales, sino también éticos y morales. Pilares que, durante la era kirchnerista, no existían, reduciendo todo a un valor monetario, logrando así un saqueo al erario público y corrupción extrema.
Utilizar dinero del estado para crear clientelismos con cargos inexistentes, abriendo secretarias tras secretarias y dadivas con la finalidad que los sigan votando. Un Estado por demás enorme e insostenible se le suma los punteros que, por un porcentaje, repartían los planes sociales, robando así a los más pobres.
El 56 por ciento de los argentinos votaron a alguien sin estructura política, pero con firmes convicciones económicas, morales y sociales, marcando el camino para un verdadero cambio.
La fuerza de sus palabras y la firmeza de sus acciones, durante todo su andar político, hizo que los jóvenes despertaran, participaran en política y sean ellos quienes llamaron a votarlo a su entorno, logrando así un triunfo impensado y absoluto de Javier Milei.
Hoy estamos ante un verdadero intento de desestabilizar el gobierno legítimamente electo y constitucionalmente constituido. Se menciona la activación del “Modelo Helicóptero”, el cual hace referencia al modo en que terminó su mandato el ex presidente Fernando De La Rúa, y se plantea que es objetivo de los kirchnerista la aplicación de este modelo con Milei.
Un claro ejemplo de esta finalidad es la unión de los políticos de izquierda, los K e, incluso, un viejo asesino de la era oscura de Argentina, Mario Firmenich, ex jefe montonero.
Este último, desde España y a través de un video, convocó a la violenta marcha frente al Congreso. Se habla de cincuenta mil pesos por cada barra brava que asistiera, junto con folletos de cómo proceder para activar la violencia.
Sumado a estos graves hechos, una pared pintada con la frase “Hay q matar al presidente” fue virilizada, y comentarios públicos que apoyan este descontrol, como la hermana de Lali en un programa en la web y repetidos por muchos opositores.
Cada uno de estos casos, es sin duda una apología del delito, que cualquier fiscal debería estar tomando cartas en el asunto.
Argentina está mejor y los números no mienten. La inflación, que se había disparado por encima del 25 por ciento mensual en el mismo mes que asumió la Presidencia Milei, hoy ha bajado al 2,7.
En tanto el dólar, se mantiene estable y las exportaciones e importaciones se reactivaron. Sumado a convenios de comercio con Estados Unidos y la imagen del presidente que no para de crecer, causa mucha molestia a la oposición.
En el ámbito de seguridad, también se ha logrado un gran avance con las medidas implementadas por la ministra Patricia Bullrich, quien activó protocolos para los manifestantes, junto a que deben pagar por los destrozos que producen en la ciudad, logrando así la disminución de los mismos, en provecho para los ciudadanos de bien que quieren realizar sus actividades en libertad.
Es por ello que el único camino que ven posible para poder detener semejante locomotora que es Javier Milei, es a través del proceso de desestabilización estatal.
Creen que, con manifestaciones violentas y destrucción de los bienes públicos, van a lograrlo, pero se olvidan que, detrás del presidente, hay una estructura fuerte, con toma de decisión firme que contrarrestaran todas sus malas intenciones.
Hoy el presidente no está solo, tiene estructura en cada provincia, un partido nacional, y un pueblo que lo voto. Cada una de estas partes quiere que se cumplan sus objetivos: la estabilidad económica, eliminar la corrupción, el respeto a la libertad, a la vida y a la propiedad privada.