"Los tratan como perros": la lucha sin fin de la abogada que defiende a la comunidad LGBT en África

A sus 80 años, la abogada camerunesa Alice Nkom no se rinde. Pese a las humillaciones, amenazas y ataques públicos, sigue firme en su misión de proteger los derechos de las personas homosexuales en Camerún, un país donde son duramente perseguidas. “Los tratan como perros”, sentencia con convicción desde su oficina en Douala, al sur del país, en una entrevista con la BBC.
Recientemente, su organización de derechos humanos, Redhac, fue suspendida por el gobierno, y ella enfrenta una investigación por supuestos cargos de lavado de dinero y financiación de terrorismo, acusaciones que rechaza tajantemente.
Para Nkom, esto es un intento claro de las autoridades por frenar su labor. “Siempre defenderé a los homosexuales porque arriesgan su libertad todos los días”, afirma, vestida con su túnica negra, proyectando una calma que destila décadas de experiencia legal.
En Camerún, el código penal castiga las relaciones homosexuales con hasta cinco años de prisión y multas, una norma que Nkom considera contraria a la Declaración Universal de Derechos Humanos, integrada en la Constitución del país.
“No se deben reprimir los derechos fundamentales, sino protegerlos”, sostiene. Esta postura la ha convertido en un refugio para muchos en la comunidad LGBT, quienes la ven como una figura materna. “Es como nuestro padre y madre; la encontramos cuando nuestras familias nos abandonaron”, confiesa Sébastien, un activista que prefiere el anonimato.
Su trayectoria comenzó en 1969, cuando se convirtió en la primera abogada negra de Camerún tras estudiar en Francia y en su país natal. Animada por su entonces novio —hoy su esposo—, desde el inicio se dedicó a defender a los más vulnerables.
Todo cambió en 2003, cuando un encuentro en la fiscalía de Douala la marcó: vio a jóvenes esposados, procesados por “tentativa de homosexualidad”. Indignada, fundó ese mismo año la Asociación para la Defensa de la Homosexualidad (Adefho) y desde entonces ha tomado decenas de casos.
Uno de los más resonados fue en 2021, cuando defendió a Shakiro, una celebridad transgénero, y a su amiga Patricia, arrestadas mientras cenaban. Acusadas de “tentativa de homosexualidad” y “ultrajar la decencia pública”, recibieron la pena máxima de cinco años. “Es un mensaje claro: los homosexuales no tienen lugar aquí”, lamentó Nkom entonces. Ambas fueron liberadas tras una apelación y huyeron del país.
La situación no mejora. Sébastien, quien apoya a familias con hijos homosexuales, asegura que la violencia ha aumentado, impulsada por canciones populares como una del ritmo “mbolé” que incita a atacar y matar a la comunidad LGBT.
“Nos tienden trampas para denunciarnos”, denuncia. Sin embargo, Nkom ve una luz de esperanza en Brenda Biya, hija del presidente, quien en 2024 reveló ser lesbiana. “Estoy usando su caso como precedente para desafiar al presidente”, explica.
A pesar de las amenazas —ha necesitado guardaespaldas— y los obstáculos legales, Nkom sigue adelante. Las recientes acusaciones contra ella son solo un capítulo más en su lucha de más de 20 años. “No me detendrán”, asegura, decidida a seguir siendo la voz de quienes Camerún insiste en silenciar.