
En un acto que pareció más una boda con el campo que un discurso presidencial, Javier Milei se presentó en ExpoAgro con promesas de amor eterno al sector agropecuario y una sentencia de muerte para la industria nacional. El mandatario, escoltado por Patricia Bullrich y José Luis Espert, no escatimó en elogios a los productores rurales, al tiempo que fustigó sin miramientos a la Unión Industrial Argentina (UIA), a la que calificó de "infante de 90 años" por su falta de competitividad.
"Se acabó el verso de la industria protegida. Vamos a eliminar el cepo y las retenciones para siempre, pero de forma duradera, para que no venga otro degenerado fiscal a meter la mano en el bolsillo", sentenció Milei, en su ya clásico tono de barricada. La idea de "sacarles el pie de la cabeza al campo" quedó clara: el presidente apuesta todo al agro, mientras deja que la industria se hunda sola.
Destruye la industria nacional. Si piensan que llegará ropa de buena calidad olvidenlo, los importadores traerán ropa mediocre de maquiladoras con laburantes casi esclavos, para venderla cara en el país y así forrarse en guita. Milei, Sturzenegger y Caputo laburan para las mafias
— Sol 🍉💚🧉🐕🐈🌳🌻 (@SolMeraki) March 14, 2025
Y por si quedaban dudas, Luis Caputo, desde el Ministerio de Economía, se encargó de darle el golpe de gracia al sector textil. Anunció una reducción de los aranceles de importación para ropa, calzado y telas, alegando que los precios en Argentina son "los más altos de la región". En otras palabras, las empresas locales deberán competir con una avalancha de productos extranjeros a precios irrisorios, mientras el gobierno les niega cualquier tipo de respaldo.
La industria, con la UIA en modo espectador, enfrenta un panorama desolador. Mientras Milei se abrazaba con los ruralistas, los empresarios fabriles solo podían mirar el naufragio en cámara lenta. El mensaje del gobierno es claro: si no son parte del modelo, mejor que empiecen a buscarse otro país.