Sexo y erotismo
¡Una cosa de locos!

La paradoja del siglo: los jóvenes están rodeados de sexo, pero prefieren masturbarse

Según datos de la Encuesta Nacional sobre el Crecimiento de las Familias en Estados Unidos, la cantidad de vírgenes entre los 22 y 34 años se ha duplicado.

Parece que la era del sexo fácil ha pasado a la historia. Tras la viralización internacional de las escandalosas imágenes de Montoya en La isla de las tentaciones, donde el joven quedó boquiabierto al ver en directo cómo su novia se deshacía en infidelidades, se descubrió que la Generación Z anda en plena "recesión sexual".

Sí, amigos, resulta que los jóvenes de hoy tienen menos acción en la cama que sus abuelos a esa misma edad.

Según datos de la Encuesta Nacional sobre el Crecimiento de las Familias en Estados Unidos, la cantidad de vírgenes entre los 22 y 34 años se ha duplicado, dejando al descubierto que un 10 por ciento de los chicos y un 7 por ciento de las chicas en ese grupo jamás han tenido intimidad.

En España, la primera experiencia sexual llega en promedio a los 18 o 19 años, pero parece que para muchos esa cifra se está dilatando hasta el infinito.

Y es que, en una sociedad saturada de sexo por todos lados –entre programas explosivos como La isla de las tentaciones, series eróticas tipo Élite, apps de citas y hasta plataformas de contenido picante como OnlyFans–, la juventud prefiere quedarse en la comodidad de su cuarto, con el mando en mano y el botón de "play" en el porno, en lugar de lanzarse al torbellino del cortejo.

El profesor Rafael Ballester, catedrático de Psicología, lo resume con una frase que parece sacada de una comedia: "Estamos ante una generación paradójica". Los jóvenes, hiperexpuestos a la sexualización y a un mundo digital lleno de tentaciones instantáneas, se sienten más solos que nunca, a pesar de estar constantemente conectados.

De hecho, en España, 1 de cada 5 personas sufre de soledad no deseada, y el 35 por ciento de los jóvenes de entre 18 y 24 años se autodenominan solitarios.

La realidad es que hoy el sexo se ha convertido en un producto de consumo rápido: "Lo quiero y me lo llevo, sin marearme ni mezclarlo con sentimientos", dice un psicólogo, dejando claro que la inmediatez y la satisfacción instantánea han reemplazado el arte del cortejo. En lugar de lidiar con la maraña de emociones y el ritual del seducción, muchos prefieren la masturbación y el consumo voraz de pornografía, aunque esta "educación" distorsionada termine por generar expectativas irreales e insatisfacción.

La sexóloga Silvia Sanz se suma a la crítica, afirmando que las nuevas formas de entretenimiento –Instagram, memes y series maratónicas– se han convertido en los verdaderos rivales de la intimidad, dejando a los jóvenes más informados de lo que creen, pero en realidad completamente perdidos en el mundo del deseo digital.

En definitiva, mientras Montoya se quedó con el corazón en un lío de traición, la juventud de hoy se enfrenta a una paradoja insólita: rodeados de sexo en cada pantalla, terminan optando por la soledad y la gratificación instantánea, dejando que la verdadera intimidad se vuelva una especie de lujo del pasado. ¡Vaya crisis, que ni en las mejores novelas se hubiera imaginado este guion!

Lectores: 908

Envianos tu comentario

Nombre:
Correo electrónico :
Comentario: