Esta situación se suma a los problemas de salud que el papa ha experimentado en los últimos días. El miércoles pasado, no pudo leer su catequesis en la audiencia general, y la Santa Sede informó que padecía bronquitis, lo que lo llevó a limitar sus actividades a encuentros privados en su residencia de Casa Santa Marta.

A pesar de su condición, Francisco asistió a la celebración en la Plaza de San Pedro, que tuvo lugar tras intensas lluvias. Desde un sillón junto al altar, inició la misa con la lectura del acto penitencial, pero su voz tomada y la tos evidenciaron su dificultad para hablar.

El pontífice logró leer una parte de la homilía, centrada en el papel de los Ejércitos, pero el resto del mensaje fue pronunciado por el arzobispo Diego Ravelli, maestro de las celebraciones litúrgicas.

El evento reunió a 30.000 efectivos de seguridad, en su mayoría italianos, aunque también participaron delegaciones del Ejército y la Guardia Civil de España. Este Jubileo de las Fuerzas Armadas es el segundo gran acto del Año Santo, luego del dedicado el mes pasado a comunicadores de todo el mundo.