Economía y Empresas
Poniendo estaba la gansa

Carroña para los buitres: una jueza yanqui le embargó a Argentina 210 millones de dólares por bonos impagos

Las deudas del pasado acosan al país en un momento crítico en que la población sufre los estragos económicos causados por el Gobierno de Javier Milei. (Dibujo: GROK-IA)

En una jugada que golpea duramente al país, que ya viene sufriendo los estragos de la crisis causada por el Gobierno de Javier “Jamoncito” Milei, la jueza yanqui pro-buitre Loretta Preska autorizó el embargo de 210 millones de dólares correspondientes al colateral de los Bonos Brady.

Además, Preska ordenó la congelación de otros 100 millones hasta que Attestor Master y Bainbridge Fund, dos grupos de acreedores de deuda en default, resuelvan su disputa sobre esos fondos.

La resolución de la buitre Preska

La decisión de Preska, además de autorizar el embargo de 210 millones de dólares, concede la congelación de otros 100 millones de dólares hasta que se resuelva la disputa entre Attestor Master y Bainbridge Fund, dos grupos de acreedores que buscan recuperar parte de su inversión tras el default de 2001. Este último movimiento judicial es emblemático, ya que representa la continua lucha de los acreedores buitres que rechazaron participar en los canjes de deuda en 2005, 2010 y 2016 en su intento de cobrar las deudas impagas del país.

La deuda eterna

El conflicto en el que se encuentran Argentina y sus acreedores se remonta al colapso económico de 2001, que provocó el incumplimiento de pagos por parte del país. Desde entonces, varios grupos de acreedores han luchado judicialmente para obtener compensaciones. Aunque Argentina logró en 2023 culminar pagos que liberaban ciertos activos relacionados con la deuda reestructurada en los años 90, la reciente decisión judicial subraya que los efectos del default aún están muy presentes.

Los fallos favorables a los holdouts, en especial tras la negativa de la Corte Suprema de EE. UU. a escuchar la apelación de Argentina en enero, marcan una nueva etapa de tensiones financieras. Con Attestor Master reclamando derechos sobre 460 millones de dólares y Bainbridge Fund sobre 100 millones, las cantidades en disputa son significativas y presionan a la economía argentina en un momento crítico.

Consecuencias

Las decisiones judiciales en Nueva York han llevado a la ejecución de garantías por montos considerables, incluidos 325 millones de dólares por el Cupón PBI en Londres. Esta situación no solo pone en riesgo los recursos del Estado argentino, sino que también podría afectar las negociaciones futuras con otros acreedores y organismos internacionales, ya que la imagen de un país que no puede cumplir con sus obligaciones se solidifica.

A pesar de los intentos de los fondos para ampliar los embargos, Preska limitó la congelación adicional a sólo 100 millones de dólares. Sin embargo, la presión sobre Argentina no se disipa. A medida que los holdouts perseveran en sus reclamos, el país se enfrenta a un prolongado proceso legal que podría complicar aún más su búsqueda de estabilidad económica.

La reciente decisión de la jueza Preska es un recordatorio de la carga persistente del default de 2001 y cómo sus efectos se extienden más de dos décadas después. Con un gobierno que ya se esfuerza por manejar las crisis internas, el nuevo embargo a los activos argentinos representa desafíos adicionales que el país debe enfrentar. La capacidad de Argentina para navegar este complicado escenario legal y económico será fundamental para su recuperación a largo plazo.

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