El régimen mileísta, entre el oscurantismo y el aniquilamiento de los indefensos

Por Gustavo Zandonadi, especial para NOVA
La pausa laboral veraniega es un buen momento para recordar que el año pasado murieron 60 pacientes oncológicos sin recibir medicación por decisión del régimen mileísta, que no conforme con ello, también eliminó la asistencia a los jubilados y recortó el presupuesto destinado al tratamiento del VIH.
Es evidente que el verdadero objetivo del liberalismo argentino es la destrucción del otro. Ayer lo hicieron bombardeando la Plaza de Mayo y masacrando a una generación entera, hoy lo hacen metiéndose con la salud de los más vulnerables. El resultado es la desaparición de los que no pertenecen a la secta libertaria.
Javier Milei, temporalmente en uso del sillón más importante del país, demuestra que una persona que no tiene hijos no puede gobernar. Así como un hombre disfrazado de mujer sigue siendo un hombre, se puede decir que el perro no deja de ser una mascota, aunque alguien diga que es su "hijo de cuatro patas". Con todo respeto, los hijos de verdad no tienen cuatro patas. Tienen necesidades afectivas y económicas que los que no son padres no pueden entender. Tal vez ahí esté la razón de tanta crueldad.
Otro punto a señalar son las prioridades del régimen. Mientras un gran número de argentinos tienen dificultades para poner un plato de comida sobre la mesa, a consecuencia de la política económica modelo 1976 implementada por La Libertad Avanza, el presidente le declaró la guerra a las minorías. En su discurso en el Foro Económico Mundial de Davos Milei dijo que los homosexuales son pedófilos. Después salieron sus intérpretes a tomarnos por tontos, diciendo que no dijo lo que todos escuchamos, pero en tiempos de YouTube eso es absurdo porque no hay cómo refutarse a sí mismo.
El presidente agrede gratuitamente a los que no son de su agrado mientras los enfermos de cáncer, los infectados por VIH y los jubilados están completamente indefensos. Y para completar el cuadro, al mejor estilo Donald Trump, Milei retira al país de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y levanta un alambrado en la frontera con Bolivia. Son dos medidas para decirle al flamante presidente norteamericano que el régimen mileísta lo imita en casi todo, pero que solo servirán para engordar el clima de cumpleaños que los libertarios buscan instalar, como si estuviera todo bien.
Todo lo anterior es posible gracias a la complicidad de un sector de la prensa. Sin ese favor de parte del cuarto poder las cosas serían más difíciles para el elenco gobernante, que gracias a las noticias basura puede dormir tranquilo. En la Argentina libertaria un sector del periodismo habla del escándalo de Wanda Nara y Mauro Icardi con sus respectivos acompañantes porque entiende que Luca Prodan tenía razón cuando cantaba "mejor no hablar de ciertas cosas".
Eso no es todo porque con los libertarios siempre hay algo más. Hay un tango que dice: "y humillando este tormento, todavía pasa el viento, empujándome". El tango siempre brinda recursos poéticos, como esta frase que es perfecta para hablar de la burla que debemos soportar día a día por parte de los voceros del régimen: por un lado está Manuel Adorni, cuyo tono arrogante no hace más que exacerbar la indignación, y por el otro Liliana Adela Bolukalo Lemoine se convirtió en digna representante del “intelecto libertario”, si es que tal cosa existe.
La kakistocracia (gobierno de los peores) es liberal y tiene las manos manchadas de sangre. Lo fueron Bernardino Rivadavia, Bartolomé Mitre, Domingo Faustino Sarmiento, la Generación del 80, la Revolución del 55, el Proceso de Reorganización Nacional, el menemismo, la Alianza, el macrismo y ahora, el mileísmo. Todos ellos tienen que dar explicaciones, pero la versión actual no escapa de al patrón histórico liberal y navega entre el oscurantismo y el aniquilamiento de los indefensos.