Editorial
Se viene...

La marcha de la bronca

Jubilados, pensionados y sindicalistas se unieron a los homosexuales para irle a la yugular al presidente Javier Milei. (Dibujo: NOVA)

La Argentina volvió a ser testigo de una manifestación histórica, un grito colectivo que emergió desde las entrañas del pueblo para denunciar el rumbo autoritario y destructivo del Gobierno de Javier Milei.

La marcha antifascista, que unió a jubilados, minorías y sindicalistas, puso de manifiesto el profundo descontento con un modelo que privilegia el capital sobre la dignidad humana, el ajuste sobre el bienestar y la desarticulación del Estado sobre la justicia social.

Desde su asunción, Milei ha emprendido una cruzada contra los sectores más vulnerables, disfrazando su política de hambre con discursos de "libertad".

Sin embargo, la realidad golpea con fuerza: jubilaciones de miseria, derechos laborales pisoteados y una economía que se derrumba en nombre del dogma del mercado. La supuesta modernización que proclama no es más que la restauración de un esquema neoliberal salvaje que ya demostró su fracaso en los ‘90 y que hoy vuelve con una virulencia aún mayor.

El hecho de que jubilados, trabajadores y minorías hayan marchado juntos evidencia la amplitud del rechazo a este experimento reaccionario. No se trata de una simple protesta sectorial, sino de una resistencia social integral.

No hay “casta” en la lucha de quienes han trabajado toda su vida y hoy no pueden pagar sus medicamentos; no hay “privilegios” en los derechos conquistados por la comunidad LGBTIQ+ que ahora ven amenazada su existencia bajo un Gobierno que desprecia la diversidad; no hay “mafia” en los sindicatos que defienden las conquistas laborales que están siendo brutalmente atacadas.

El Gobierno, lejos de tomar nota de este descontento legítimo, responde con la violencia institucional y la criminalización de la protesta.

La represión se instala como norma y el discurso de odio se fortalece desde el poder, construyendo un enemigo interno que justifique el avasallamiento de las libertades individuales y colectivas. Pero la historia argentina ha demostrado que el pueblo, cuando se une, es capaz de torcer los designios de quienes pretenden someterlo.

La marcha antifascista es solo el principio. Es el preludio de una resistencia que seguirá creciendo frente a un gobierno que gobierna de espaldas a la ciudadanía.

Milei ha subestimado la capacidad de organización de los sectores populares, creyendo que su discurso incendiario bastaría para sofocar la oposición. Pero el pueblo ha hablado, y su rugido se hará cada vez más fuerte.

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José María Martoccia
Esperemos todos los jubilados tengan memoria y en las próximas elecciones recuerden a quiénes NO TIENEN QUE VOTAR
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