Estos ataques traen el recuerdo del triple lesbicidio de Barracas, ocurrido el 5 de mayo de 2024. En ese entonces, los discursos de odio también dominaban el debate público, alimentando un clima de violencia. Justo Barrientos, autor del crimen, había amenazado reiteradamente a las víctimas antes de concretar el ataque. Ahora, los recientes episodios refuerzan la preocupación sobre el impacto de estos discursos en la seguridad de las personas LGBTIQ+.

El 11 de febrero, en Orán (Salta), Mariana Oliver, militante y bailarina de 32 años, fue atacada en su casa por un hombre que intentó asfixiarla y luego la apuñaló siete veces. Logró sobrevivir gracias a la intervención de su hija adolescente. Organizaciones denunciaron que los discursos de odio están generando un clima de violencia extrema en la región. El agresor fue detenido y se lo imputó por tentativa de homicidio.

El 5 de febrero, en Recoleta (Buenos Aires), una pareja de lesbianas fue atacada a plena luz del día por un hombre que las increpó por su apariencia y golpeó a una de ellas con un puñetazo en la cara. La fiscalía caratuló el hecho como lesiones graves, ya que la víctima sufrió una fractura de nariz y la pérdida de una pieza dental. A pesar de la denuncia, el agresor quedó en libertad.

El 29 de enero, en La Plata, una militante fue perseguida por un hombre que acababa de asesinar a otra mujer y atacar a dos personas más. Logró ponerse a salvo al pedir ayuda a unas vecinas. Ese mismo día, en Cañuelas, una pareja de lesbianas sufrió el incendio de su casa.

El responsable, que llevaba años hostigándolas, fue captado por cámaras de seguridad prendiéndole fuego a la vivienda. A pesar de haber sido denunciado en diez ocasiones, sigue prófugo.