Todo empezó cuando Jony Viale decidió dejar A24 en 2023 para sumarse a TN. Desde entonces, Feinmann no dejó pasar la oportunidad de tirarle algún que otro dardo envenenado.

Pero el último round de esta pelea se dio en el marco de la famosa entrevista de Viale al “ponzidente” Javier Milei por el "criptogate". ¿Se acuerdan? Sí, esa en la que Santiago Caputo, el gurú del marketing presidencial, apareció como un fantasma en plena grabación para "corregir" lo que decía Milei. ¡Un papelón digno de telenovela turca!

Feinmann, que no se calla ni debajo del agua, no tardó en opinar sobre el asunto. En su programa de LN+, el periodista no solo criticó la intervención de Caputo, sino que también dejó caer un par de indirectas hacia Viale. "Un periodista serio no permite que le corten el micrófono ni que le digan qué preguntar", dijo Feinmann, con esa cara de pocos amigos que tanto lo caracteriza. ¡Ay, Eduardo, siempre tan sutil!

Pero, ¡aguanten los pochoclos!, porque esto no termina ahí. Resulta que Jony Viale, en una de sus últimas apariciones, sugirió que Feinmann habría recibido coimas durante la gestión de Horacio Rodríguez Larreta en la Ciudad de Buenos Aires para hacerle la campaña presidencial. Sí, leyeron bien: ¡coimas! Viale no lo dijo con todas las letras, pero dejó caer la bomba con esa sonrisa pícara que tanto lo caracteriza, mientras todos nos preguntábamos si estaba hablando de Feinmann o de algún otro colega.

¿Y cómo reaccionó Feinmann? Por ahora, con silencio. Pero, como bien sabemos, en el mundo del periodismo argentino, el silencio suele ser el preludio de una tormenta. ¿Estaremos ante el inicio de una guerra sin cuartel entre estos dos titanes de los medios? ¿O todo quedará en un intercambio de indirectas y miradas fulminantes?

Lo cierto es que, más allá de las rencillas personales, este duelo pone en evidencia las tensiones que existen en el mundo del periodismo político. En un contexto donde las líneas editoriales y los intereses partidarios parecen estar más mezclados que nunca, Viale y Feinmann representan dos formas muy distintas de entender el oficio. Uno, más cercano al oficialismo; el otro, crítico y mordaz. Pero, ¿quién tiene la razón? Eso, mis detectives, lo dejamos para el próximo capítulo.

¡Y hasta aquí llegamos por hoy! No me crucifiquen, yo solo soy la mensajera de lo que se murmura en los pasillos. Y recuerden: en el periodismo, como en el amor y en el fútbol, siempre hay un ganador y un perdedor. ¿Quién será el que levante la copa en esta ocasión? ¡Sigan investigando conmigo!