“La Argentina Liberal crece! Este proyecto privado se dedicará a incentivar el crecimiento de la economía argentina, fondeando pequeñas empresas y emprendimientos argentinos”, rezaba el tweet que posteó el Presidente junto al enlace de la página en internet del proyecto, en una tramposa invitación a colocar los ahorros en una nueva y prometedora apuesta que desapareció del horizonte con la velocidad de una estrella fugaz.

Una propuesta de estas características -fake- siempre necesita una cara “confiable” para ganar impulso; en este caso, fue la de Milei, el mismo mandatario que se considera merecedor del Premio Nobel de Economía. Pero resulta que el crack de los números olvidó medir las consecuencias: el juego no tardó en mostrar su naturaleza perversa conocida como “pump and dumb” (bombear y vaciar), que consiste en inflar un activo artificialmente para atraer inversores y huir a tiempo para quedarse con las ganancias de los jugadores.

Y así fue. Apenas lanzada, la cotización de la $Libra pasó de 0 a 5 dólares, mientras que el valor global trepó hasta los 4.500 millones de dólares. Pero, antes de esfumarse, las billeteras que concentraban la mayoría de los tokens retiraron 90 millones de dólares y la criptomoneda se desplomó abruptamente. Como consecuencia, todos los inversores perdieron cifras astronómicas, excepto los cuatro responsables del proyecto, quienes mediante una alevosa estafa al estilo piramidal, se enriquecieron ilícita e instantáneamente.

“El líder argentino, en el punto de mira tras la caída de la criptomoneda que promocionó”, posteó The New York Times, uno de los medios internacionales más pesados.

Inquieto por la ola de noticias, videos y mensajes en su contra, tanto en Argentina como en distintos rincones del mundo, el León borró el tweet original y, usando la cuenta oficial de Presidencia, ensayó un texto en el que asegura que no estaba interiorizado de los detalles del activo digital, negando vinculaciones ocultas con el proyecto.

Su justificación resultó, como mínimo, poco creíble, dado que Milei recibió el 19 octubre pasado a representantes de la empresa KIP Protocol en un encuentro “en el que se le comentó la intención de desarrollar un proyecto llamado Viva la Libertad para financiar emprendimientos privados en la República Argentina utilizando tecnología blockchain”. Además, el 30 de enero, recibió en la Casa Rosada a Hayden Mark Davis, responsable de proveer la infraestructura tecnológica para tal fin.

Precisamente, el sábado por la noche, el empresario estadounidense, de la firma Kelsier Ventures culpó al Presidente por la estrepitosa caída de la cotización. “Cuando Milei y su equipo eliminaron sus posts, los inversores que compraron el token confiando en su apoyo se sintieron traicionados. Esto provocó una ola de ventas masivas impulsadas por el pánico, lo que agravó aún más la situación”.

¿Le hicieron una cama o se embolsó un vagón de verdes? La balanza se inclina por la segunda opción. “Todo armado con premeditacióin y alevosía”, afirman algunos especialistas.

De cualquier modo, haber desestimado el peso que tiene toda recomendación pública de un jefe de Estado fue un error gravísimo. Tan grave que este “desliz” provocó una estafa que se llevó puestos hasta a sus propios correligionarios. Su tweet original fue replicado por el secretario de Finanzas, el cual a su vez fue apoyado por muchos fundamentalistas libertarios, quienes incluso hicieron su apuesta económica a la memecripto ponderada por el jefe.

El único libertario que salió ileso de la movida fue Ramiro Marra, quien tuvo la suerte de ser expulsado del espacio gobernante días antes de este bochornoso suceso. Especialistas coincidieron en que “si no lo hubieran echado, esto no hubiera ocurrido”, ya que es un hombre con expertise en estos mercados.

Ahora bien, ¿a quién pretenden ir a buscar desde Casa Rodada? La cuenta desde donde fue armado este ilícito está en Panamá, fuera de la jurisdicción de la Justicia argentina.

Hablando de cuestiones judiciales, cabe preguntarse dónde quedó el respeto a la Ley de Ética Pública (25.188), que en el inciso G de su Artículo 2 establece la obligación del Ejecutivo de “abstenerse de usar las instalaciones y servicios del Estado para su beneficio particular o para el de sus familiares, allegados o personas ajenas a la función oficial, a fin de avalar o promover algún producto, servicio o empresa”.

En el ámbito nacional, está creciendo la ola de pedidos de juicio político al Presidente, mientras en el mundo se empiezan a multiplicar las demandas en su contra. Este lunes, Estados Unidos ya tomó cartas en el asunto. El Departamento de Justicia y la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) recibió al menos una denuncia criminal contra los protagonistas del fraude masivo.

Por su parte, la estrategia del Gobierno es convencer a sus seguidores de que Milei actuó de buena fe al pecar de ingenuo, y que abrirá una investigación ante la Oficina Anticorrupción. Una reacción bastante floja, por cierto, dada la magnitud de la trampa cripto.

Haga lo que haga, el costo político de este suceso es de altísimo impacto. Varios ya lo comparan con la escandalosa fiesta de Olivos encabezada por su antecesor, Alberto Fernández, en pleno confinamiento por la pandemia del Covid.

Manejos como estos son los que avergüenzan al mundo, destruyendo la escasa credibilidad que suele tener Argentina hacia afuera, ahuyentando inversores, poniendo en riesgo las negociaciones con el FMI y permitiendo que nos rotulen como inmorales, chantas y estafadores.

Hacia adentro, sin duda el escenario político sufrirá una transformación. El oficialismo deberá buscar la forma de sanar esta profunda fractura interna para poder pelear por el proyecto Ficha Limpia y fortalecerse de cara a las elecciones legislativas, para las cuales necesita el apoyo del Pro. Los que aseguraban atravesar “su mejor momento” ahora sí que la tienen difícil.