
Por Gustavo Zandonadi, especial para NOVA
El poder real siempre cuenta con oscuros personeros cuya tarea es buscar la manera de sacarse de encima a las figuras que le son molestas. En 1955 probaron con un bombardeo a la Plaza de Mayo y pocos meses después, con el decreto 4161. Veinte años después destituyeron a Isabel para voltear la obra del general Perón -sin contar que para lograrlo debieron hundir al país en la noche más oscura- y ahora vuelven a la carga con el latiguillo de la Ficha Limpia, que de ser necesario, estarían dispuestos a dejarlo de lado.
El avance de este proyecto en el Congreso pone al descubierto la verdadera intención de los que hacen todo en nombre de la libertad, que no es otra que impedir que el peronismo pueda ser representado por la persona que ejerce su conducción. Esto no quiere decir que uno se haya vuelto kirchnerista de golpe, no, pero hay algunas cuestiones que es oportuno señalar para demostrar que en la política argentina, ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos.
Para que los más jóvenes sepan de qué estamos hablando, es necesario contarles que fue el Decreto 4161. Tras el golpe de Estado de 1955 la Revolución Libertadora implementó una medida para "desperonizar" la Argentina. Poniendo en vigencia un decreto que llevó el número 4161, promulgado el 5 de marzo de 1956, la dictadura prohibió la utilización de imágenes, símbolos, y cualquier mención referida al peronismo. Esta proscripción buscaba eliminar la influencia del expresidente, considerado una amenaza para su proyecto.
Dicho decreto imponía duras sanciones a quienes infringieran sus disposiciones. El objetivo de esa medida era el torpe intento de borrar de la conciencia política de los argentinos a una fuerza que había ganado un amplio apoyo popular. Los que firmaron esa infamia tenían las manos manchadas con sangre de compatriotas, de la misma manera que los que hoy votan Ficha Limpia tienen un dedo acusatorio que los persigue.
Está claro que el problema es Cristina Kirchner y no la corrupción. Esta iniciativa fue aprobada por gente que tiene que dar muchas explicaciones, verbigracia Cristian Ritondo y María Eugenia Vidal. El ex ministro de Seguridad bonaerense tiene que defenderse de la acusación de tener 373 departamentos. Por otra parte, la ex gobernadora nunca explicó cómo hizo para comprar su departamento en el barrio porteño de Recoleta. Suponiendo que fuera todo legal ¿Por qué no comparten con los demás su receta para dejar de ser pobres? Esa es la clase de gente que desde una banca pretende ver la paja en el ojo ajeno.
Ficha Limpia tiene nombre y apellido: Cristina Fernández de Kirchner. Si el Senado ratifica el voto de Diputados, la ex presidente-condenada en segunda instancia por corrupción en la causa Vialidad- se vería impedida de postularse a cargos electivos. Acá hay una pregunta inevitable: si Javier Milei está seguro de estar haciendo "el mejor gobierno de la historia" y tiene ganas de ponerle "el último clavo al cajón del kirchnerismo con Cristina adentro" ¿Por qué no apuesta por ganarle las elecciones al peronismo liderado por ella, que ya fue derrotado en 2013, 2015, 2017, 2021 y 2023? Ganar elecciones es glorioso, prohibir sin sentencia firme, es infame.
Las cosas no están sencillas para el gobierno en la Cámara Alta. Saben que la política se hace negociando, porque además de Ficha Limpia hay otras cosas que le importan: el pliego del juez Ariel Lijo para la Corte Suprema de Justicia de la Nación, la eliminación de las PASO, el juicio en ausencia y la reiterancia en materia de delitos. Esto quiere decir, para desilusión de los más furiosos antikirchneristas, que la victoria de Diputados puede ser negociada a cambio de otras cosas que para Balcarce 50 sean prioridad. La duda de los violetas es: ¿Qué rinde más? ¿Chau a las PASO o chau a Cristina? Eso es lo que irán a buscar.
La lucha contra la corrupción no puede ser creíble si los cruzados por la transparencia incluyen entre sus filas a diputados sobre los que pesa una sospecha, pero hay que entender que el Poder Legislativo es muy particular. Carlos Saúl Menem -también condenado- se escondió en el Senado, el mismo recinto que hace pocas semanas expulsó a Edgardo Kueider. Por su parte la Cámara de Diputados le quitó los fueros a Julio De Vido, que pasó algún tiempo preso, pero mantiene en sus bancas a los radicales que tuvieron ataques repentinos de liberalismo y votaron todo a favor de La Libertad Avanza. Como dijo alguien alguna vez: el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.