Legislativas
Sesión vergonzosa

El papelón no tiene límites: el líder de la bancada de Unión por la Patria invitó a pelear a Martín Menem

El presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, no dejó hablar al opositor y se armó bolonqui. (Dibujo: NOVA)

Un tenso cruce se vivió en la Cámara de Diputados durante el debate del proyecto de Ficha Limpia, impulsado por el oficialismo, que de aprobarse podría afectar el futuro político de Cristina Kirchner.

En medio de la discusión, el jefe del bloque de Unión por la Patria, Germán Martínez, reclamó la palabra fuera del orden preestablecido, lo que desató un enfrentamiento con el presidente de la Cámara, Martín Menem, y convirtió la sesión en un verdadero caos.

La negativa de Menem a concederle la palabra a Martínez generó una airada reacción del legislador kirchnerista, quien intentó hablar con el micrófono apagado y exigió que se respetaran los privilegios parlamentarios de su bloque. “¿Qué está pasando, presidente? ¡Deme la palabra!”, reclamó, pero Menem se mantuvo firme y argumentó que el pleno ya había votado un esquema de intervenciones que debía respetarse.

El escándalo escaló cuando Martínez, visiblemente molesto, se puso de pie en medio de la sesión. Luego, la diputada Mónica Litza, de su mismo espacio, le cedió su turno y finalmente pudo expresar su postura.

“No importa si se generó una mayoría para no poder hablar de nada, está totalmente equivocado. Déjeme hacer la cuestión de privilegio”, sostuvo Martínez. Sin embargo, Menem se negó nuevamente, insistiendo en que solo le daría la palabra “cuando corresponda”.

El desorden en la sesión quedó reflejado en la transmisión televisiva, donde se escucharon gritos y acusaciones cruzadas. Fuentes cercanas a Menem afirmaron que Martínez incluso lo invitó a pelear, algo que desde Unión por la Patria desmintieron rotundamente.

Minutos después, el altercado llegó a oídos del presidente Javier Milei, quien utilizó sus redes sociales para atacar a Martínez. “Delirio total”, escribió en mayúsculas, y agregó: “Ahí están los que acusan de violentos y de discurso de odio a todos los que no piensan como ellos…”.

El episodio expuso, una vez más, el nivel de confrontación política dentro del Congreso. Mientras el oficialismo impone su agenda sin concesiones y con una actitud confrontativa, la oposición responde con reclamos airados y estrategias de presión que terminan en discusiones estériles. Entre gritos y acusaciones, el debate parlamentario sigue alejándose de cualquier intento de diálogo o consenso.

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