Lo que siguió fue aún más revelador. Al ser consultada sobre el financiamiento de su candidatura, Santillán no tuvo reparos en confesar: "Para el segundo lugar de la lista de José Luis Espert, estoy poniendo la guita yo... 2 millones de pesos".

La reacción de los oyentes no se hizo esperar. La cifra, que ella misma denominó "dos palos", desató una ola de comentarios incrédulos y cuestionamientos sobre el verdadero "compromiso" de la diputada con la regeneración política.

El precio de una candidatura

La conversación dejó en evidencia que, lejos de querer "romper con el sistema", Santillán participó de sus vicios más criticados. Con una franqueza impactante, reconoció que su intención no era financiar una campaña, sino garantizarse visibilidad en una boleta: "No me importa la campaña, yo necesito generar la presencia en la lista... el número que valen son dos palos. Punto".

A pesar de su inversión, Santillán no tenía certezas sobre el resultado de la negociación: "Quizás yo sea la segunda candidata de José Luis Espert... o quizás no, pero no sé cómo va a salir la resolución con respecto a esto".

La ética según LLA

Las declaraciones de Santillán volvieron a poner sobre la mesa el eterno debate sobre la transparencia y la ética en la política de nuestro país. Que una diputada de LLA, un espacio que se presentó como una renovación frente a la "casta", haya admitido comprar su candidatura resulta un golpe a la credibilidad del partido.

Esta revelación también destaca el rol de las redes sociales como espacios donde se ventilan negociaciones que, en otro tiempo, quedaban en la penumbra. A pesar de su discurso contra la corrupción y el clientelismo, Juliana terminó exponiéndose como un engranaje más del sistema que dice combatir.

En definitiva, si Santillán "rompió el sistema", lo hizo con billetes en la mano.