Martín Vestiga, Tito Rosca y el desguace de la soberanía portuaria

Sagaz como siempre. Intrépido e inquisidor. Adjetivos que sólo califican a Martín Vestiga, un asiduo colaborador de NOVA que vive trabajando y que, en sus ratos libres, investiga como pocos. Todo un adicto a su profesión.
Corría una mañana gris en Buenos Aires, y Martín Vestiga, con su habitual café en mano, paseaba por Puerto Madero. Su mente divagaba entre titulares posibles, hasta que una llamada lo sacó de su trance.
Era Tito Rosca, su fiel informante (pero totalmente satánico y despreciable), siempre apurado entre reunión y reunión haciendo negocios con la política, quien con tono urgente lo convocó a un bar cercano al dique.
Para Martín Vestiga, cada segundo dedicado a Tito Rosca es valorable, pero un martirio. Del cual, lamentablemente, es necesario aguantar...
—Te vas a caer de espaldas cuando escuches esto, Martín — Arrancó Tito sin saludar, algo que poco le preocupaba a "Tincho".
—Siempre me decís lo mismo, Tito. Pero dale, contame —respondía Martín mientras acomodaba su grabador en la mesa.
—La AGP, la Administración General de Puertos… ¡afuera! — Declaró Tito, teatral, mientras encendía un cigarrillo. — Van a disolverla. Le cambian el nombre y la mandan al Ministerio de Economía.
Martín arqueó una ceja. La AGP, responsable de la Vía Troncal de Navegación y el puerto de Buenos Aires, era mucho más que una simple oficina estatal: era el centro nervioso del comercio exterior argentino, por donde pasaba el 80 por ciento de las exportaciones.
—Y al mando, Luis“Toto” Caputo — Continuó Tito, dejando caer el nombre como una bomba. — Desde Mauricio Macri y Guillermo Dietrich que están desesperados por licitar esto. Pero no es cualquier licitación, Martín. Es un regalo envuelto con moño.
Martín frunció el ceño. Conocía las implicancias: entregar la Vía Troncal de Navegación no era solo un negocio. Era resignar soberanía sobre una de las arterias más importantes del país. Sin ella, la capacidad de regular el comercio exterior, la seguridad nacional y hasta la integridad territorial quedaban en jaque.
—El negocio está armado, Martín. Ya lo habían intentado con la Ley Bases. Pero no se ponían de acuerdo entre el ‘Team Macri’ y el ‘Team Caputo’. Ahora encontraron la vuelta: disolver la AGP y licitar desde Economía — explicó Tito, moviendo las manos como un ajedrecista experto.
—¿Y el balance? La AGP siempre fue superavitaria. ¿Cómo justifican esto? — Preguntó Martín, incrédulo.
Tito se encogió de hombros.
—No necesitan justificarlo, Martín, me extraña. Vos ya sabés cómo funciona esto. Todo lo disfrazan como ‘eficiencia’. Pero no es eficiencia, Martín. Es piratería corporativa. El dragado, el balizamiento, todo ya se terceriza. Lo que quieren es el control. Y ojo, porque esta ruta llega al sur, a nuestras Malvinas y a la Antártida. Este es un movimiento geopolítico.
Martín tomó nota frenéticamente, mientras su mente conectaba los puntos. Desde las guerras por recursos hasta los negociados que habían devastado a la Argentina, todo parecía repetirse como un ciclo.
—¿Y la oposición? ¿Qué dicen? — inquiró.
—Nada. Están montando shows con banderas y discursos vacíos. Mientras tanto, entregan la soberanía. Te lo digo yo: esto es un tema de qué lado de la mecha estás. Si defendés a la Argentina o si jugás en contra.
Martín asintió. La trama no era nueva, pero su magnitud sí lo era. Con cada palabra de Tito, las piezas encajaban: los intereses extranjeros, los negociados internos y la complicidad de los actores políticos. Al levantarse de la mesa, su grabador seguía prendido.
Vale remarcar que Tito Rosca es un martirio constante. Lo cual para Martín Vestiga es un sacrificio dedicarle cada segundo de su tiempo.
Mientras caminaba de vuelta hacia su oficina, las estrofas de un folclore resonaron en su mente:
"Porque vive muy profundo
Dentro de mi corazón
El recuerdo de los días del ayer
No hay esquina en este mundo
Que me pueda hacer borrar
El amor por esa tierra que me vio nacer"
Porque en esta Argentina, donde los puertos dictan la historia, la verdad siempre navega en aguas turbias.