Toto Caputo tomó de otarios a los intendentes K y ahora se lo quieren comer vivo
La novela de los intendentes bonaerenses, aliados al kirchnerismo, alcanzó otro capítulo digno de drama político: ahora se rasgan las vestiduras porque el ministro de Economía, Luis Caputo, quiere borrar la famosa Tasa Vial.
Esa que pagan los vecinos cada vez que cargan nafta y que supuestamente se usa para tapar pozos… aunque los pozos siguen ahí.
Pero claro, la orden de Caputo de eliminar tributos “ilegales y arbitrarios” no vino acompañada de un instructivo sobre cómo reemplazar esos fondos. ¿Que los municipios se las arreglen? ¡Autogestión, muchachos!
Mientras los intendentes lloran por sus tasas, Caputo parece ocupado en otras batallas, como mantener el impuesto a los combustibles en un cómodo 12 por ciento.
La intendente de Quilmes, Mayra Mendoza, no tardó en retrucarle: “Sacá el 12 por ciento al combustible y yo saco la tasa municipal del 1 por ciento”. Un trueque tentador. Pero el titular de Palacio de Hacienda, en su cruzada por la pureza fiscal, no tiene tiempo para sutilezas como financiar obras paradas o explicar de dónde sacarán plata los municipios. Problema de ellos, ¿no?
No se quedaron atrás otros jefes comunales, como Ariel Sujarchuk de Escobar, que pidió por obras de AySA. Según él, sin cloacas ni agua corriente, el municipio parece más un set de película de época que una ciudad moderna.
Pero Caputo sigue firme: nada de tasas extras. Que los intendentes se ingenien otro método para sostener sus gastos. ¿Venta de rifas? ¿Festival de empanadas solidario?
Eso sí, mientras el Gobierno se pelea con intendentes por unos pesos, mantiene intactos los impuestos nacionales que, según Gustavo Menéndez de Merlo, no vuelven a los vecinos “ni en caramelos”.
Pero claro, la Tasa Vial es sagrada porque, dice, se usa para pavimentar calles. ¿Será por eso que los baches son parte del patrimonio histórico de los municipios?
En resumen, Caputo exige recortar tasas locales pero no ofrece soluciones. Los intendentes defienden cobros cuestionables como si fueran derechos humanos. Y en el medio, los vecinos siguen pagando impuestos nacionales y tasas municipales… para ver cómo las calles se llenan de agujeros y las obras quedan a mitad de camino.