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Salud y bienestar

Cómo cambia el impacto del alcohol en el cuerpo desde los 20 hasta los 70 años

Un informe internacional advierte que los efectos del consumo varían con la edad: afecta la salud mental en la juventud, altera las hormonas en la madurez y multiplica los riesgos cardíacos y de cáncer en la vejez.

El consumo de alcohol sigue siendo parte de la vida social de millones de personas, pero sus efectos sobre el cuerpo y la mente cambian drásticamente con el paso del tiempo. Un análisis reveló cómo esta sustancia impacta de manera distinta según la edad, desde los 20 hasta los 70 años, con consecuencias que van desde la ansiedad juvenil hasta el deterioro cognitivo y los problemas cardíacos en la vejez.

Según la doctora Brooke Scheller, con el envejecimiento “se produce una disminución natural de la actividad enzimática del hígado”, lo que dificulta la eliminación del alcohol y vuelve al organismo más sensible a sus efectos. Esto puede derivar en fatiga, aumento de peso y alteraciones metabólicas.

A los 20 años, el cuerpo parece más resistente, pero el cerebro todavía está en desarrollo. Los especialistas advierten que el alcohol puede afectar los lóbulos frontales —encargados del razonamiento y la toma de decisiones—, incrementando el riesgo de ansiedad y depresión.

En los 30, los efectos se notan en la fertilidad, la piel y la energía. El alcohol puede reducir el recuento de espermatozoides y afectar la función hormonal en las mujeres. Además, la deshidratación y la inflamación aceleran el envejecimiento cutáneo.

Durante los 40, comienzan a verse alteraciones hormonales más evidentes. El consumo interfiere con el descanso y eleva los niveles de cortisol, la hormona del estrés. En los hombres, la baja de testosterona combinada con el alcohol puede provocar acumulación de grasa abdominal.

A los 50 años, los efectos se confunden con los signos del envejecimiento o la menopausia. Incluso un consumo moderado afecta la materia gris y blanca del cerebro, deteriorando la memoria y aumentando el riesgo de Alzheimer.

Ya en los 60, los expertos remarcan el vínculo directo entre el alcohol y distintos tipos de cáncer, como el de mama, hígado y colon. También debilita los huesos, acelerando la pérdida de masa ósea y la fragilidad.

En la vejez, el impacto se concentra en el sistema cardiovascular: sube la presión arterial, se incrementa el riesgo de accidentes cerebrovasculares y el corazón sufre una mayor sobrecarga.

Los especialistas coinciden en que reducir o suspender el consumo de alcohol mejora la salud a cualquier edad. Scheller recomienda realizar pausas de dos o tres meses para permitir que el cuerpo se regenere. “Los beneficios se notan enseguida: mejora el sueño, baja la presión y se recupera energía”, explicó.

El mensaje final es claro: los efectos del alcohol son acumulativos, y entender cómo cambian con los años puede ser clave para preservar la salud física y mental a lo largo de la vida.

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