Sexo y erotismo
Más allá de lo tradicional

VIDEO | Sexo kinky: el mundo del placer que rompe con la rutina y fortalece la intimidad

Juegos de roles, accesorios, diálogos eróticos y exploraciones fuera de lo convencional definen al sexo kinky, una práctica cada vez más extendida que se diferencia del “sexo vainilla” y abre la puerta a nuevas formas de confianza y conexión.

Lejos de los parámetros clásicos del llamado “sexo vainilla”, el sexo kinky gana terreno como una forma de explorar la intimidad desde la diversidad, el juego y la comunicación.

La médica ginecóloga y sexóloga argentina Bárbara García lo define como todo aquello que se ubica fuera de los límites tradicionales: desde diálogos eróticos hasta juegos de roles, performances y el uso de juguetes y accesorios que multiplican las experiencias sensoriales.

“Lo kinky es un camino progresivo, donde las personas van experimentando con distintas situaciones”, explica la especialista. El eje, dice, no está en lo excéntrico sino en la comunicación y el consenso: hablar de fantasías, acordar límites y luego evaluar cómo se vivió la experiencia.

Entre sus beneficios, destacan la generación de confianza sexual y la construcción de intimidad incluso en encuentros ocasionales. “Estas prácticas quedan registradas en la memoria emotiva, lo que permite evocarlas y volver a excitarse”, añade García.

El fenómeno no es menor: cada vez más figuras públicas reivindican la cultura kinky como modelo de vínculo saludable. La actriz Emma Watson, por ejemplo, sostuvo que las relaciones que no siguen esquemas tradicionales requieren más comunicación y por eso le fascina este mundo: “Son los mejores comunicadores que existen, saben todo sobre el consentimiento”.

En tiempos donde los mandatos sociales pesan, lo kinky aparece como una vía para recuperar el erotismo desde el deseo propio, derribar tabúes y enriquecer la vida sexual con más creatividad y libertad.

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