El Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel confirmó la detención de los barcos y aseguró que la armada había “parado con seguridad” la flotilla. Los activistas fueron trasladados al puerto de Ashdod, donde permanecerán bajo custodia hasta su deportación. “No permitiremos que se utilicen barcos para violar el bloqueo marítimo de Gaza”, señalaron fuentes oficiales del gobierno israelí.

Desde la organización GSF aseguraron que otros 30 barcos continúan navegando con rumbo firme hacia Gaza, y que se encontraban a 46 millas náuticas del destino previsto al momento de la última comunicación. “No nos detendrán, seguimos avanzando por la libertad y la dignidad del pueblo palestino”, afirmaron en un comunicado.

La interceptación desató una ola de protestas diplomáticas y manifestaciones espontáneas en distintos países, entre ellos México, Argentina, España, Italia y Turquía, donde cientos de personas exigieron el fin del bloqueo y la liberación inmediata de los activistas. El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, instó a Israel a “levantar urgentemente el bloqueo sobre Gaza y permitir la entrada de material vital por todos los medios posibles”.

La comunidad internacional sigue con atención el desarrollo de la flotilla, en un escenario donde la ayuda humanitaria se ha convertido en un campo de batalla político y simbólico, y donde cada movimiento en el mar Mediterráneo amenaza con encender aún más la crisis en Medio Oriente.