Por Carolina Winograd (*)
“Nos pasa a todas” fue lo que deslizó Virgina Demo en la ceremonia de los Martín Fierro, al explicar que debió cambiar de vestido debido a un escape de orina por esfuerzo. Aunque horas más tarde se conociera que su escape de orina no fue “involuntario” sino una acción concertada con una marca de toallas femeninas para adultas ciertamente puso sobre la mesa un tema que nos toca de cerca a muchas mujeres a toda edad, y del que poco y nada se habla, a más no ser para vender una toalla femenina pensada para que podamos ir por la vida haciéndose pis encima tranquilas sin que nadie se dé cuenta.
La incontinencia urinaria afecta a más de 200 millones de personas en todo el mundo, de las cuales entre el 75-80 por ciento son mujeres.
Y es importante saber que perder o no perder orina de forma involuntaria no es un tema de edad, sino principalmente del estado o competencia de nuestro suelo pélvico y de la posición de nuestros órganos internos.
Si bien es cierto que el embarazo, el parto y la perimenopausia/menopausia son las principales razones del aumento de la prevalencia de incontinencia en mujeres en comparación con los hombres, no son los únicos factores que la provocan. De hecho, 1 de cada 4 mujeres mayores de 18 años experimenta episodios de pérdida de orina involuntaria, muchas veces ganada por el tipo de actividad física que realiza, actividad que tiende a aumentar la presión intraabdominal, y muchas veces a incrementar en exceso el tono muscular de la faja abdominal. Incluso, estudios realizados en los últimos años han determinado que niñas menores de 16 años, jugadoras de vóley, saltadoras de trampolín o gimnastas sufren de incontinencia urinaria por esfuerzo. Sí, leíste bien: 16 años… como puedes ver, ¡no es un tema de edad!
La incontinencia no es una parte normal del envejecimiento como muchas veces nos hacen creer, es una condición que puede revertirse en la mayoría de los casos si se trata adecuadamente. Quien sufre de incontinencia tiene que saber que hay opciones más allá de los pañales, los medicamentos o la cirugía, opciones que nos devuelven el control sobre nuestro cuerpo y que, además, nos ayudan a prevenir o revertir otras patologías, como hernias y prolapsos.
¿Tu faja abdomino-perineal hace de faja?
Nuestra musculatura abdomino-perineal cumple funciones de compresión, sostén y estabilización. Quiero decir que su función principal es la de sostener los órganos internos y comprimirlos ante un esfuerzo que aumenta la presión intraabdominal.
La presión intraabdominal es un efecto fisiológico natural del organismo. Es la presión que existe dentro de la cavidad abdominal, región del cuerpo que contiene los órganos abdominales como el estómago, los intestinos, el hígado, y el bazo, entre otros. Para que sea más gráfico, imaginá que entre nuestro diafragma y nuestra pelvis hay un gran globo. Cuando aumenta la presión es como si empujaras ese globo desde arriba hacia abajo.
Esta presión cumple varias funciones importantes en el cuerpo, como estabilizar la columna vertebral y proporcionar soporte para ciertas actividades físicas. Es en sí un mecanismo natural de protección.
Cuando aumenta la presión intraabdominal ante un esfuerzo -por ejemplo, al estornudar, toser, reírnos, gritar, levantar peso o al perder el equilibrio- en condiciones normales, la musculatura abdominal, lumbar y pélvica se contrae al mismo tiempo (coactivación) para darle estabilidad a la columna vertebral y prevenir lesiones.
Pero, hay factores de riesgo, patologías o actividades físicas reiterativas que resienten la gestión natural de esa presión intraabdominal, de modo que cuando aumenta la presión, la musculatura ya no se coactiva como debiera, y es allí cuando pueden aparecer las disfunciones del suelo pélvico, entre ellas la incontinencia urinaria por esfuerzo.
La incontinencia urinaria es el síntoma que normalmente tiende a mostrar algún grado de caída de la vejiga sobre la vagina, y asimismo una falta de tono base (resistencia) de la musculatura abdomino-perineal.
Tono base, sinergia y reposicionamiento: el conocimiento es poder
Todas las mujeres -independientemente de nuestra edad- deberíamos poder saber si nuestra musculatura abdomino-perineal es competente (si tiene tono base y se coactiva) para poder prevenir o revertir disfunciones del suelo pélvico.
Si nuestra musculatura abdominal y pélvica no tiene tono de base, ya sea -por ejemplo- por haber dado a luz, por falta o también por exceso de actividad física o bien por el tipo de deporte que se realiza, o bien por el descenso de estrógenos entrando en la perimenopausia y menopausa, nuestro cuerpo no reacciona de la misma manera y se vuelve difícil gestionar la presión intra abdominal. Y es justamente allí, donde podemos provocar o agravar aún más disfunciones de nuestro suelo pélvico, tales como prolapsos (descensos de cualquiera de nuestros órganos internos viscerales) o incontinencias urinarias y/o fecales por esfuerzo (pérdidas de orina y/o materia fecal).
¿Cómo valorar la competencia abdomino-perineal de forma sencilla?
El primer paso para saber si tu musculatura abdomino-perineal actúa como faja (dando sostén y contención a tus órganos internos) frente a un aumento de presión en la cavidad abdominal es evaluar cómo reacciona frente a un esfuerzo. Para ponerlo en términos más simples: necesitas saber si frente a una tos, un estornudo, una risa, un grito, tu musculatura abdominal se ciñe o por el contrario se abomba y si tu musculatura perineal sube o baja.
Te invito a comprobarlo ya mismo de la siguiente manera:
1. Sentada en una silla
2. Coloca una mano por debajo del ombligo y la otra en tu suelo pélvico
3. Tose fuerte y observa qué sucede con tu abdomen y con tu suelo pélvico.
Si al estornudar, tu ombligo va hacia adentro y tu suelo pélvico sube, significa que tu musculatura se coactiva, y que tu faja responde de forma deseable.
Si al estornudar tu ombligo va hacia afuera y tu suelo pélvico también va hacia afuera, podríamos estar ante un indicador de incompetencia de la función de sostén natural.
¡Recuperar esa coactivación natural es clave para mantenernos activas, flexibles y sin patologías!
¿Qué podemos hacer?
Podemos realizar un entrenamiento inteligente, 360, en el que se aprenden distintas técnicas de avanzada y prácticas ancestrales de la medicina tradicional china para revitalizar cuerpo, rostro y mente.
Una de esas prácticas es Low Pressure Fitness, técnica con base científica creada por el reconocido experto en fitness Piti Pinsach y Tamara Rial, que permite recuperar en poco tiempo la competencia abdomino-perineal a través de un entrenamiento postural y respiratorio, inspirado en la técnica hipopresiva, que combina el stretching miofascial, la reeducación postural, respiratoria y la movilización dinámica neural. Este programa que se adapta a las necesidades de cada alumno, con el acompañamiento, lo que permite olvidarse de la incontinencia urinaria por esfuerzo en pocas semanas de manera segura, efectiva y natural.
(*) Experta en Wellness y Yoga Facial - LPF Coach.